Historias de la radio, según Bermello Puga

Dejarse llevar entre las vitrinas que contienen la colección de radios antiguas de Severino Bermello es un viaje a la nostalgia, a la memoria de padres y abuelos escuchando noticias, partidos de fútbol o las radionovelas que mantenían pegadas al transistor a los oyentes. Sumergirse en el tiempo pasado para unos, y, para otros, descubrir que hubo un pasado más allá de los modernos dispositivos que a golpe de click y en una mano pone el mundo a sus oídos. Sea como sea, una colección imprescindible que se puede visitar en la segunda planta del Centro Comercial Ponte Vella.

Publicado: 30 jun 2024 - 05:55 Actualizado: 30 jun 2024 - 08:08

Bermello Puga, con una de las radios.
Bermello Puga, con una de las radios.

¿Cuándo comenzó su interés por coleccionar radios antiguas?

Creo recordar que hace más de 60 años que tuve la primera en mis manos y supe que sería la primera de muchas. No puedo decirte cómo la conseguí, han pasado muchos años, muchos lugares y muchas compras, pero sí que la recuerdo con cariño. Es la que llamo número 1 y está en una de las vitrinas de la exposición actual.

¿La primera de cuántas estamos hablando?

Entre 350 y 400 radios.

¿Todas funcionando?

Todas. Alguna no funciona puntualmente porque tengo que sacarle la lámpara para probar en otra radio y se me olvida reponerla. Pero es solo cuestión de ponérsela y ya estaría.

¿Cómo hizo para conseguir sumar tantas?

Unas veces comprando en tiendas de antigüedades, a gente que sabía que tenía en sus casas, otras veces intercambiando, y muchas de ellas en la basura. Hace muchos años cuando en Vilar de Astrés aún dejaban los contenedores de recogida de basura fuera, era raro el día que no pasase por allí y me llevase alguna. Un día incluso llegué a llevarme tres.

¿Cuál es la más antigua y hasta que año son las radios de su colección?

La más antigua es de 1924 y las más recientes alrededor de los años 60, momento en que empezaron a llegar los transistores.

Incluso podemos ver alguna radio de galena. Cuéntenos.

La galena es el receptor más sencillo que ha existido y que a pesar de los años transcurridos desde su nacimiento, todavía se sigue experimentando con ella. Se trata de un receptor de radio que utiliza un cristal semiconductor de sulfuro de plomo para captar las señales de radio de AM. Entre las ventajas de este receptor destaca que no requiere de una fuente de alimentación para que funcione, ya que toma la energía de las ondas electromagnéticas que entran por la antena.

Y una de ellas se montaba en Ourense.

La A.N.F.E.R que se montaban en Ourense y llegaban a toda España desde aquí.

¿Hay alguna que le haya quedado la espinita de no haber podido conseguir?

No. Si no se puede, no se puede. Hay gente que igual pedía demasiado por una radio cuando la tenía abandonada y estropeándose. Pero basta que alguien se interese por ella para que piensen que tiene un tesoro. En otras ocasiones, me gustaba algún modelo, pero estaba tan estropeado o con defectos que era consciente de que no podría arreglarlo nunca.

A sus manos no llegan de la manera que podemos verlas en la exposición.

Para nada. Algunas llegan realmente destrozadas. Con la polilla carcomiendo la madera, con falta de piezas o estropeadas.

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Y en ese momento…

En ese momento empieza mi trabajo de recuperación hasta que las dejo en perfecto estado y funcionando.

¿Cuáles son los primeros pasos?

Primero desmontarla y después es esencial tratar la carcoma, que es capaz de invadir tu propia casa. Para ello, lo mejor, más allá de los productos químicos, es meter la madera en el congelador. Las bajas temperaturas son capaces de acabar con toda ella.

A la hora de arreglarlas, ¿cómo es el trabajo?

Hace falta mucho cuidado. Hay cosas que se ven a simple vistas y otras es cuestión de ir probando. Esencial es tener las lámparas de repuesto, que no es fácil. Antes existían en el mercado muchas de diferentes tamaños, formas, zócalos y colores. De ellas se habían hechos muchos modelos, tanto de recepción como de transmisión, existiendo infinidad de marcas en todo el mundo. Ahora se pueden encontrar muchas, curiosamente, en Argentina y en Tampa, Arizona. Recuerdo una vez que entre tres, compramos en Argentina 600.000 pesetas (algo más de 3.600 euros) en lámparas para tener almacenados recambios.

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¿Es muy costosa la reparación?

En general, sí. Date cuenta que hay casos en los que una lámpara cuesta 1.000 euros y son necesarias mínimo 5. Haz cuentas. Y súmale algún componente más y el tiempo que inviertes en que acabe funcionando… Puede llegar a valer finalmente 7000 u 8000 euros. Cuando la radio en sí, por lo general, no tiene tanto valor.

Pero está el valor sentimental…

Ese no se paga. No podría decirte de una más especial que otra porque todas las que han pasado por mis manos y acaban funcionando dejan en mí una profunda satisfacción. Además, pensar en quién pudo utilizar esa radio, otra vida, otros momentos, esa nostalgia… si las radios pudiesen hablar… serían testigos de muchas historias.

¿Alguna radio con anécdota?

Una de ellas viene de un campamento de la misma selva de Angola. Era de un guerrillero, y la usaban para enterarse de las noticias. Y, por casualidades de la vida, acabó en mis manos.

Tengo que preguntarle cómo hace para tener guardadas tantas radios.

En el pueblo tengo sitio suficiente… y menos mal. Incluso mi taller donde paso horas desde la mañana a la noche. Montando, desmontando, buscando repuestos…

Personalmente, ¿qué le aporta esta colección?

Es una gran satisfacción recoger una radio vieja y lograr que se ponga en funcionamiento, que va adelante. Más allá de que el sonido sea mejor o peor, es el hecho de que funcione. Además, es mi mayor hobby, la forma de entretenerme.

Cierto es que no hemos hablamos de los motivos que le llevaron a coleccionar radios.

Yo sabía que si no me moría antes, a la hora de jubilarme iba a necesitar estar entretenido con algo, si no, sí que me moría. Y aquí estoy. Acostándome por las noches ya pensando en qué hacer con la radio que dejé a medias en el taller el día siguiente.

Ahora los diales se alejan mucho de los aparatos de su colección, ¿qué opina?

Que es una pena. Ahora parece que todo está inventado. Pero también creo que si la gente joven descubriera lo que esconden estas radios antiguas, sería más fácil que se interesasen por ellas. Fueron hechas en un momento en que cualquier avance era un gran paso, por muy sencillas que fuesen, y que tenían sus complicaciones para llevarlas adelante. Era todo un mérito.

¿No ha pensado en abrir un museo?

Alguna vez sí que lo hemos pensado e incluso me lo aconsejaron. Pero tengo que ponerme a ello e intentar darle un espacio para que este legado quede recogido.

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