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EL PAZO, A REVENTAR
Sin vértigo. Así afronta el COB su próxima piedra en el camino. El equipo ourensano pone a prueba su condición de invicto y su liderato ante el Gipuzkoa en el Pazo. Con la posibilidad de ponerse 5-0 entre ceja y ceja, los de Moncho López no quieren bajar ni el ritmo ni la ilusión de unos aficionados que convertirán el feudo cobista en una caldera. Se espera (y asegura) una gran entrada para que el jugador “número 6” ponga su granito de arena. No será sencillo. Enfrente estará un rival que va a más. Además, el cuadro local no podrá contar con Samu Rodríguez, que sufre una lesión en el quinto metatarsiano del pie derecho. Pasará por el quirófano y estará fuera unas cuantas semanas, dependiendo de su evolución. Golpe moral para un grupo que ya sabía que podrían venir malas noticias. Un motivo más para apretar los dientes.
En la pista, habrá que ver quién arrima el ascua a su sardina. El guion del COB muestra un juego rápido, agresivo, muchas posesiones y lanzamientos en pocos segundos. El del Gipuzkoa, todo lo contrario. Se sienten cómodos en posesiones largas, en “bailar pegados” dejando de lado el campo abierto. El que imponga su filosofía dará un gran paso para el triunfo, aunque los ourensanos están preparados para adaptarse a lo que venga. “Ellos plantean los partidos con pocas posesiones. Se sienten muy cómodos defendiendo posesiones largas, lo hacen muy bien. Y en ataque tienen mucha paciencia, sin urgencias. Es muy difícil evitar que un equipo que quiera bajar el ritmo no lo haga. Así que nosotros hemos trabajado para jugar a la velocidad a la que se juegue el partido. Es evidente que somos un equipo de transición, pero hemos preparado el juego de medio campo. Tenemos que ser capaces de jugar en los diferentes escenarios que se planteen”, apunta Moncho López, entrenador cobista.
Todo en una semana diferente, con el partido de la Copa España como entrenamiento de calidad. La hoja de ruta a seguir no cambia demasiado. Krikke buscará volver a su versión más anotadora, con Gill con la flecha para arriba tras sus minutos en Menorca. Lisboa tratará de recuperar el “feeling” que el esguince condicionó, Moody quiere tirar de esas “explosiones” anotadoras, Brito es el líder por galones y la batería de nacionales se está turnando a la hora de poner ese extra necesario para certificar los triunfos.
Al otro lado, un Gipuzkoa que disfruta en el juego de trincheras. No anota demasiado, pero tampoco recibe mucho. Lo fían a la capacidad anotadora de un Jonhson en proceso de adaptación, bien secundado por la solidez de Vrankic y el desparpajo de Mateo Díaz, sin olvidar ese grupo de jugadores de la casa y su sentir los colores.
A todos ellos verá un cobismo preparado para dejar una entrada de bandera en el Pazo. El “run run” está en la calle. Hay ganas de baloncesto, hay ganas de COB. “Para nosotros, jugar en casa es muy positivo. Cada vez viene más gente. Sentimos su calor, saben como se juega un partido de baloncesto”, explica Moncho López. Gargantas preparadas para animar y presionar según quién lleve la bola. Un infierno para el rival. Todo sea porque el COB continúe en el cielo de la Primera FEB.
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