Manuel Mandianes Castro: 'Galicia sufrió una transformación bestial'

El investigador Manuel Mandianes. (Foto: José Paz)
El antropólogo e investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Manuel Mandianes, presenta su primera obra narrativa ‘O raposiño e o cego’
El reconocido sociólogo, investigador y etnógrafo ourensano Manuel Mandianes Castro (Loureses, 1942), oriundo del concello de Os Blancos, en A Limia, presentó ayer en el Ateneo de Ourense su primera obra narrativa ‘O raposiño e o cego’, con la que reflexiona sobre los valores universales del pueblo gallego y sobre las costumbres del rural, que considera que con el paso del tiempo han ido desapareciendo.

¿De qué trata su primera novela narrativa ‘O raposiño e o cego’?

El libro cuenta la historia de un niño que llega a la aldea de Loureses y queda deslumbrado por el abuelo, por las historias que le cuenta, por el modo de vida y por el entorno que ve, desde ovejas pululando por el patio, hasta perros en la cocina. El libro revela a modo de documental parte de las viejas tradiciones y anécdotas de esta aldea en los siglos pasados, como el ciego que recorría los pueblos con su zanfona, narrando historias y favoreciendo la comunicación oral.

¿Qué importancia tiene este personaje del ciego en su obra?

Es uno de los protagonistas, las historias que narra reflejan los valores universales gallegos, pues él no ve los hechos como simples apariciones o sucesiones de cosas, él ve el alma de las cosas, pues el ciego es la Galicia profunda.

¿Cómo nació la idea de crear este libro y cuál es el objetivo?

Es un trabajo que llevo desarrollando desde hace siete años, tomando notas con toda la gente de origen gallego con la que convivo en Barcelona, y reflexionando sobre los recuerdos que guardan en su infancia y sobre lo que añoran de la Galicia rural. Uno de los objetivos que me planteo es el de informar sobre los cambios que produjeron los avances tecnológicos en el rural, con la llegada del teléfono, luz, tractor y radio, pues cambió de forma contundente la estructura interna de la sociedad. Por ejemplo, el teléfono cambió la forma de comunicación e incluso la vida del cartero, pues su función se limitó a traer las facturas del teléfono. En el libro también habló de un sacerdote que yo conocí de la parroquia de San Mamede, llamado Don Benigno, quien a pesar de no salir casi del Ourense rural hablaba infinidad de lenguas y estudió Física y Derecho, a través de libros por correspondencia.

¿Su libro es una añoranza de la Galicia de antes?

Deseo reflexionar sobre la idea que los gallegos se llevaron a otras partes del mundo con la emigración, y también sobre el impacto que les produjo ver a su tierra cambiada, teniéndose que olvidar de aquel paraíso con el que soñaban, pues cuando los emigrantes regresan, su bienvenida no es tan profética como pensaban. La única Galicia que existe es la que sobrevivió a la fusión con la tecnología, provocando una catarsis bestial.

¿En qué otros proyectos trabajan en la actualidad?

Estoy trabajando en la segunda parte de este libro. Además colaboro con el equipo de antropólogos del CSIC en Barcelona en una investigación financiada por el Ministerio de Interior que versa sobre la lectura social del cuerpo humano. Intentamos analizar como el ser humano ha ido viendo su cuerpo de manera distinta, desde templo del espíritu santo hasta herramienta de trabajo. En la actualidad, el cuerpo es una valla publicitaria de marcas y de tatuajes, en las que a través de la ropa se promueven a modo de pancarta las cosas que más le llaman la atención, desde la leyenda de ‘Cristo es vida’, hasta mensajes a favor del consumo de drogas o de apoyo a UNICEF.


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