De la misma manera que tu cuerpo te avisa de algún desarreglo físico venidero, con signos significativos y de diversa índole; igualmente, en la toma de decisiones por las que optas para interpretar el guión de tu vida, vas recibiendo mensajes de advertencia, ante la posibilidad de error.
Las circunstancias de cada uno no dejan mucho margen de maniobra para corregir todo aquello que, siempre piensas, pero que casi nunca haces. Por esa razón, los sueños pocas veces se cumplen; ya que nuestro destino parece estar escrito y difícilmente maniobrable. Además, en nuestros pensamientos, adolecemos, por lo general, de una mala costumbre: la opinión de los demás.
