Cartas al director

Las vacunas de la ira

El Gobierno de España, en contra de lo que dice la asociación española de pediatría, y en contra del resto de países de la Unión Europea donde sí se dispensa, ha optado por no meter en el calendario de vacunación de los niños españoles, la vacuna contra el meningococo, agente causal de la mortal meningitis. La vacuna es totalmente inocua, como el resto de ellas, siendo la razón única de su no inclusión, una razón económica. Pero lo que es más aberrante, es que, previendo una oleada de protestas y la consecuente purga de votos porque unos pudiesen pagar los 500 euros que costaría vacunar a un niño, y otros no -estableciendo claramente una selección natural económica "solo los ricos sobreviven"-, decidieron prohibir su venta en todo el estado español, y no solo eso, viendo que los padres que podían se iban a Portugal o Andorra -o a Londres, como lo de los abortos- a comprarla, prohibieron a los ponerla. Es decir, la ineptitud de este gobierno para evitar que los pocos que aún los siguen no dejen de votarles, es prohibirlo todo, para que al menos, todos seamos iguales ante la muerte, aquí disfrazada de bacteria Gram negativa. Pero como son tan incompetentes, no fueron capaces de vislumbrar que los padres harán cualquier cosa por salvar a sus hijos, y así, se ha creado una red de trapicheo, en la que la gente va a comprar la vacuna al extranjero y luego se busca la vida para que algún médico o enfermera conocido se la ponga, así de estrangis. Y el que no tenga un amigo sanitario "que se joda", como decía Andreíta. Tanto se llenan la boca criticando a Cuba y Venezuela en cada plató de televisión al que van, y han creado en España una red clandestina de supervivencia en negro que sería la envidia de cualquier mafioso. Pero bueno, qué esperar de los que apoyan -"Luís, sé fuerte"- a delincuentes.