El presidente don José Luis Rodríguez Zapatero ha dado la talla de hombre agradecido con motivo del ataque despiadado lanzado por organizaciones de lesbianas, gays y demás familias ante unas declaraciones de S.M. la Reina Sofía realizadas a la miembra o miembro del Opus Dei doña Pilar Urbano. Su Majestad manifiesta su opinión personal sobre las uniones de homosexuales en un supuesto matrimonio. Son numerosos los españoles que no se oponen a la legalización de tales situaciones y al reconocimiento de muchos de los derechos que la legislación vigente reserva a las uniones heterosexuales, y somos muchísimos los que, se pongan en la postura que se pongan, incluidas las del Kamasutra, opinamos que la denominación de matrimonio es inapropiada para tales uniones. Los del orgullo y un sector de la más trágica izquierda intentan aprovechar la circunstancia para desacreditar a la Institución.
Es curioso que el Opus Dei luchara en los años sesenta por el reconocimiento del entonces pretendiente Juan Carlos de Borbón y también ahora el Opus Dei, no sé si conjuntamente o de forma individual mediante la intervención de la citada miembra-miembro haya puesto una trampa saducea a Doña Sofia con el posible fin de perjudicar a la Familia Real. Los servicios que dependen de Don Alberto Aza deben dimitir en bloque o selectivamente si la versión que facilita la conflictiva periodista son ciertos. Repito, la posición de Zapatero es impecable con su reconocimiento expreso, claro y total a los servicios que desde hace más de treinta años prestan a la sociedad española Don Juan Carlos y Doña Sofía. Me temo que el popular señor Zerolo, que nos comunicó los efectos afrodisíacos que le causaban los discursos de Zapatero, que llegaban a trasladarle al mágico mundo del orgasmo, en esta ocasión y cual coitus interruptus, las acertadas manifestaciones del presi le hayan impedido transitar por el mundo sublime del orgasmeo u orgasmea. ¡Viva Zapatero!, ¡viva la Reina! y lo siento por el polvete espiritual del señor Zerolo.