Opinión

Ave César

Pere Macías es un diputado de CIU. Ya saben, el partido de ese señor bajito andorrano tan conocido. El que habla como si tuviera una viga metida en la boca con lo que es imposible entender ni una palabra de lo que dice. Se llama Jordi, creo.

Don Pere, como buen nacionalista catalán y amigo de Artur Mas, quiere largarse de España llevándose con él todo el territorio catalán y de paso a todos sus habitantes, sean catalanes o no.

La semana pasada en el Congreso volvió a la carga con una vieja idea suya: hay que paralizar el AVE gallego. Esa idea se le ocurrió a CIU una vez finalizadas las obras del AVE catalán, no antes. Es el AVE: aquí el que no corre, vuela.

Por suerte para nosotros, el resto de españoles gallegos, vascos, andaluces, asturianos, castellanos o lo que seamos, todos tenemos amigas y amigos catalanes con sentido común así que las opiniones de Mas, Macías y sus socios nos parecen solo bromas de mal gusto. Por suerte para ellos, a ellos nuestra opinión les da igual.

Ponerse en contra del AVE gallego a estas alturas (a punto de acabarse las obras), incluso aunque tuvieran razón con el argumento que esgrimen de que es deficitario, resulta una impertinencia fuera de lugar. Es como si el rico le dijera al pobre: "Deja el caviar muchacho, no es una buena idea, yo lo tengo en la mesa todos los días y no merece la pena. Es demasiado caro y no alimenta."

Pero los socios de CIU son expertos en esas estrategias. Las estrategias de la mentira y el engaño. Durante mucho tiempo han envenenado a sus conciudadanos, manipulando los libros de texto de los críos en los colegios como pastores evangélicos, de forma que han llegado a fabricar una sociedad de jóvenes y adultos que no tienen ni la menor idea de historia y creen que la historia es exactamente lo que les ha contado el señor Mas.

Yo no entiendo una cosa. ¿No se querían ir? ¿A qué viene entonces meterse con el AVE gallego o el extremeño? En realidad solo les interesa el dinero. Eso sí, el dinero de los demás como bien nos ha mostrado el andorrano tartaja. Creo que cuando se hayan ido tendrán un problema económico grave: nadie a quién robar salvo a sí mismos. A mi don Pere, Mas y otros me recuerdan en algo a aquel personaje que retrató Francisco Umbral en una novela genial: "Leyenda del César Visionario". El César Visionario era Francisco Franco, claro. La novela arrancaba con un principio fabuloso y cito de memoria así que no será exacto: "En un Burgos salmantino y plateresco, en una Salamanca burgalesa y fría, Francisco Franco, dictador de mesa camilla, merienda chocolate con soconuscos y firma sentencias de muerte."

Mas, Pere y sus colegas no firman sentencias de muerte, todavía. Pero seguro que meriendan chocolate con soconuscos. Mejor les iría si se dedicaran al pantomaca. 

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