Opinión

Lo bueno de Donald Trump

Lo bueno de Donald Trump, ya lo he apuntado otras veces, es que nos pone a todos los comentaristas, opinadores o lo que sea del mundo, los artículos en bandeja. Es como Willy Toledo. Ni siquiera necesitamos escribirlos, nos los da escritos él.

Algo decente tenía que tener este hombre, aunque no sé si las palabras "decente" y "hombre" son adecuadas para designarlo. Yo casi me alegro de que haya salido elegido presidente, más que nada para que me siga escribiendo las columnas.

"Si eres famoso puedes hacer con las mujeres lo que quieras, como cogerlas del coño por ejemplo." O "podría dispararle a gente en la Quinta Avenida y no perdería votos por eso." O "en este país hablamos inglés y no español", ¡uau! ya hace falta ser ignorante para decir eso en EEUU hoy. O "los mejicanos son delincuentes, drogadictos y violadores", ¡vaya!, yo pensaba que el violador en potencia era él, que tiene derecho a meterle mano a cualquier señora porque es famoso. Claro que entre un abusador famoso y uno desconocido hay diferencias, pensará Trump atusándose el tupé delante de un espejo en los lujosos baños forrados de mármol de Carrara de su torre neoyorquina, baños en los que por cierto yo mismo estuve una vez. Seguro que se coloca el pelo allí, me juego un mechón de los míos.

Yo creo que Trump no es un pato como pensábamos todos, sino un abejorro. No sé si conocen ustedes el chiste de los ingenieros aeronáuticos sobre los abejorros. Es una especie de broma profesional que dice así: "los abejorros no pueden volar, pero ellos no lo saben". El chiste tiene su explicación porque según la ingeniería aeronáutica los abejorros por su peso, la superficie y el tamaño de sus alas, la velocidad de movimiento, su capacidad para planear etc., no pueden volar. Sencillamente no pueden. O esa es la conclusión a la que llegan los ingenieros aeronáuticos haciendo cálculos y números. Pero al final... los abejorros no lo saben y vuelan. Eso sí, con un vuelo errático y despistado como sabe cualquiera que haya visto un abejorro de cerca. Donald Trump es así.

Durante la campaña presidencial, el actor Robert de Niro subió a internet un vídeo sobre el candidato republicano, ahora presidente, en el que decía entre otras cosas "me gustaría darle un puñetazo en la cara a ese cerdo". Eso casa bien con Robert de Niro y quedaría genial en una película de Scorsesse, si no fuera porque Donald Trump no es un cerdo sino un abejorro y resulta muy difícil darle un puñetazo en la cara a un abejorro. En cualquier caso todos agradecimos entonces la sinceridad y el esfuerzo aunque fuera simbólico de Robert de Niro. A fin de cuentas él es "Uno de los nuestros".

Como ven ustedes ya me estoy liando con referencias a películas, una manía mía. Ya saben... la vida es una pura película. Esperemos a ver la secuela.

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