Opinión

El burkini como tomadura de pelo

Este verano pasado con motivo del asunto burkini leí varios artículos, muchos sorprendentemente escritos por mujeres, defendiendo el derecho de cualquiera a vestirse como quiera (una obviedad). Incluso en algunos se insinuaba sibilinamente que el burkini es el reflejo de una cierta liberación femenina en las sociedades musulmanas radicales, ya que si no fuera por él esas mujeres ni siquiera podrían ir a la playa. Un razonamiento que me recuerda una frase de Lucía Etxebarría: "ser mujer antifeminista es como ser negro del Ku Klux Klan".

Hablando sobre este tema alguien me sugirió un día que el burkini sería como el traje de neopreno de un surfer o un buzo, cada uno se viste como quiere (otra vez lo mismo). Pero no es así, cuando el que está haciendo KiteSurf o buceando vuelve a la arena y se quita el traje de neopreno se queda en pelotas o en bañador, pero la chavala del burkini no puede hacer eso. El traje de neopreno solo es un complemento deportivo pero el burkini es algo más. Es político y sobre todo es radicalmente ideológico.

En los noventa pasé una vez unas vacaciones en el Caribe. En mi hotel, uno de lujo, estuvieron unos días un grupo de señores, señoras y niños muy peculiares. No eran musulmanes o bueno, la verdad es que no lo sé. Quiero decir que no eran árabes, parecían de Europa del este. Eran como una única familia gigantesca compuesta por varios matrimonios con hijos y nietos. Bajaban a la playa del hotel y la ocupaban como una turba, los hombres en bañador tipo "meyba" de los sesenta luciendo barriga y cerveza en la mano, los niños desnudos y las mujeres cubiertas con un manto de color marrón desde el cuello hasta los pies. Resultaban tan ridículas que cuando estaban en el agua el manto se extendía a su alrededor flotando y parecían setas o unas extrañas medusas gigantes con cabeza. Los otros clientes del hotel nos reíamos y nos preguntábamos si aquello sería algo religioso. Nunca llegué a saberlo. Para colmo la zona de playa que ocupaban la dejaban hecha un asco de latas, plásticos, envoltorios de bocatas, etc. Como se suele decir... las desgracias nunca vienen solas. A título anecdótico añadiré que cuando coincidíamos en el hall del hotel por la noche, nosotros esperando nuestros taxis y ellos/as sus limusinas porque salíamos a cenar cada uno por su lado, aquellas señoras tan pudorosas en la playa parecían entonces las Kardashian por la exagerada exhibición de ropa de lujo, tetas, culo y joyas.

A mi el burkini me repugna como seguramente les repugna la desnudez a sus usuarias y/o defensoras sean radicales islámicas o buenistas occidentales, me da igual. Yo creo que el burkini es una simple tomadura de pelo ideológica, religiosa, política. Y cuando alguien me dice que todo el mundo tiene derecho a vestirse como quiera le contesto: sí, claro, y a desvestirse también.

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