Opinión

El califato de Córdoba

Como ya me hago mayor o lo soy, cada día acumulo más "experiencias". Una estupidez. No hay nada bueno en hacerse mayor. Las experiencias no sirven para nada. Lo comenté hace poco con un querido primo mío y él también estaba de acuerdo. Mejor tener dieciocho años y no tener ninguna maldita experiencia. Yo qué sé.

Siendo chaval yo pasé aun una reválida, la de cuarto de bachillerato. La de sexto no porque cuando llegué a esa edad el plan de estudios ya había cambiado y esa reválida, la de sexto, ya no existía.

Para quienes no lo sepan, que serán la mayoría, la reválida era un largo examen que duraba todo un día y en el que nos preguntaban a los chavales y chavalas toda clase de cosas relativas a lo que habíamos estudiado en los cuatro años anteriores. Algo así como "el reto" de "Saber y Ganar" pero a lo bestia y sin Jordi Hurtado. Yo la reválida de cuarto la hice por libre, en el Instituto del Puente, en Ourense.

El examen incluía toda clase de preguntas de lo más variado, matemáticas, historia, filosofía, ciencias, etc. Lo que fuera con tal de hacernos pasarlas... Vale, no lo voy a decir; diré "canutas" y me centraré en lo relevante. Las pruebas que más temíamos los examinandos eran las de largo alcance. No los problemas ni las preguntas directas que se contestaban en un momento, en un pis-pás, sino los "temas". Te proponían un tema y tenías que desarrollarlo. Escribir un par de folios por lo menos. Aquello se llamaba "tema a desarrollar".

En los noventa se hizo famoso un libro titulado "Antología del disparate". Lo escribió un profesor de instituto, Luis Díez Jiménez, que se había dedicado durante años a recopilar toda clase de respuestas absurdas de chicos y chicas, sobre todo de las reválidas. En cierta ocasión en Madrid lo compré y se lo regalé a mi ex. Después nos pasamos una cuantas semanas abriéndolo al azar antes de acostarnos cada noche y desternillándonos con las felices o locas ocurrencias que reseñaba el libro y habían escrito los chavales. Una de las mejores era una traducción del latín que hizo un chico muy elegantemente: "Ave César, morituri te salutant". Y el niño decidió que la cosa era así: "Las aves de César se murieron por falta de salud." ¡Bárbaro!

De aquellas animaladas mi favorita siempre fue una de una chica de reválida de cuarto. Y hoy, que está tan de moda el Califato Islámico y no sabemos muy bien qué pensar acerca de dicho asunto, creo que viene a cuento.

PREGUNTA (Tema a desarrollar): El Califato de Córdoba.

¡Hala! Nos ha fastidiado. ¡Menuda pregunta! Pero la chica, muy resuelta, escribió de inmediato:

RESPUESTA: No me da tiempo, pero lo sé. ¡Virgen Santa, Virgen Pura, haz que me aprueben esta asignatura!ª

Yo me quito el sombrero. Quítenselo ustedes también. Salaam Alekum. Ya saben... Alá es Dios y Mahoma su profeta.

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