Opinión

Caso Brugal

Este es un artículo malhablado como su tema. Ustedes perdonen. Dos rombos. Manden a los niños a cama.

Las conversaciones telefónicas de Enrique Ortiz no deberían sorprendernos. Los españoles hablamos así. Somos hablando, y me desmarco de eso, machistas, cerdos, homófobos, despreciables, ruines. Yo no tengo amigos que hablen de esa forma, pero sí algunos conocidos que se parecen en algo a Enrique Ortiz y curiosamente, como él casi todos son feos y visten de traje. Por eso yo me deshice de los trajes hace años. Y eso que entonces estaba delgado y me sentaban bien.

Las conversaciones del Brugal destapan lo peor de nosotros, aunque no es la primera vez que vemos algo así. Que si te vas a tirar a una titi, que yo me tiro a otra. Que si están buenas, que son varias. Que cuando quedamos. Que si es portuguesa o polaca. Que si es puta o no. Que si se te pone dura en el jacuzzi. Que si te vas a empalmar y a correr pues te corres. Pásalo bomba, tío.

La verdad es que esas conversaciones (deleznables) las tiene mucha gente. Como digo y por suerte mis amigos, amigas y yo no las hemos tenido nunca. Será la educación que nos dieron de críos. O a lo mejor es que somos raros. No sé.

Pero Ortiz esas conversaciones con sus coleguillas las tenía con dinero público. ¡Ah, eso lo cambia todo! El jacuzzi, las titis y las copas las pagábamos nosotros. Si no, por mí no habría problema. Que sean lo maleducados que quieran, me da igual si lo hacen con su dinero. Lo malo es cuando lo hacen con el mío.

A este tipo le habrán compensado mucho los jacuzzis y las titis. Me puedo imaginar fácilmente su cuerpo orondo envuelto en el burbujeo del agua templadita con esas chicas estupendas al lado. Ignoro si al final irá a la cárcel. Debería ir aunque solo fuera por su lenguaje. Lo único atractivo de Ortiz era su dinero y ni siquiera era suyo.

Entiendo a las titis, eso sí. Yo mismo confieso que dependiendo de la cantidad de dinero también me acostaría con cualquiera. Porque mira que el tipo es desagradable y feo de cojones, como diría él. Pero el dinero puede mucho.

Hay un clásico chiste sobre la película "Una proposición indecente" de Robert Redford. El argumento de la película es que un millonario viejo, Robert Redford, ofrece un millón de dólares a una guapa pareja de recién casados jovencitos, para que la chica se acueste con él. La proposición provoca una crisis en la pareja y en fin, no voy a contar la película y mucho menos el final, claro está.

El chiste es sobre un matrimonio que sale del cine tras verla y él le pregunta a ella:

– Oye ¿tú te acostarías con Robert Redford por un millón de dólares?

Ella duda.

– Bueno... sí. Pero necesitaría un poco de tiempo para reunir el dinero.

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