Opinión

El Chapo Maduro

No sé si a ustedes les pasa, pero yo confundo al Chapo Guzmán con Nicolás Maduro. A veces tengo en casa la televisión encendida con el volumen quitado (suelo tenerla así para escribir), veo en la pantalla una noticia con imágenes del Chapo y creo que es Nicolás Maduro. Y viceversa. Mismo bigote, misma complexión física, misma actitud, etc. Excuso seguir diciendo mismos porque me ocuparía todo el artículo. El caso es que eso me provoca mucha inquietud y nerviosismo, y por eso lo cuento aquí: a ver si alguien me ayuda y me puedo ahorrar el psicoanalista.

El Chapo, como todos sabemos, es un tipo singular y enamoradizo que cometió un día el error de entrevistarse en secreto con el conocido delincuente americano Sean Penn. Y Nicolás Maduro, hijo putativo de Hugo Chávez, también cometió un error parecido. El de creer que Chávez era Dios y que tras su muerte se le aparecía redivivo en forma de Espíritu Santo, posándosele en el hombro como un periquito para reclamarle cañamones con sonoros tweets. En mis pesadillas, lo juro por Snoopy, hasta veo como el periquito frota repetidamente su cabeza contra el cuello del presidente y le picotea las orejas con avidez y dulzura para reclamar su atención.

A mi estos dos personajes, el Chapo y Maduro, casi me parecen el mismo. Yo creo que son intercambiables. Se podría poner al Chapo al frente del gobierno de Venezuela y a Maduro en busca y captura de la justicia americana y no creo que las cosas cambiaran mucho. El Chapo se evade de las cárceles de alta seguridad en moto, a través de un túnel, pisando el acelerador. Y Maduro se evade de sus problemas vendiéndoles a los venezolanos, que viven en un túnel, la moto de que la culpa de todo la tiene España que como es de dominio público, expolió América en el siglo XV con tres carabelas capitaneadas por Rajoy, famoso Almirante de la Mar Océana.

La película sobre Maduro, perdón quería decir sobre el Chapo, se hará. No lo duden. La producirá Sean Penn o cualquier otro. Hollywood está a la que salta y no pierde una. Lo que está por ver, eso sí, es si actuará en ella Kate del Castillo cuya carrera como actriz está entrando en barrena, como una avioneta cargada de coca y abatida por la guardia costera en La Reina del Sur.

Lo de Maduro, perdón quería decir el Chapo, de operarse los testículos para resultar "más macho" antes de su romántico encuentro con Kate, es muy mejicano. ¡Sí señor! Ándale, manito. Eso me ha encantado. Por cierto, no sé si lo he dicho ya alguna vez, ¿se han fijado ustedes en que todas las actrices que se llaman Kate son buenísimas? Vean: Kate Hepburn, Kate Winslet, Kate Blanchet... y ahora Kate del Castillo.

Lo malo del Chapo, perdón quería decir de Maduro, es su apellido. Como dice un amigo mío: si maduras mucho, te pudres.

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