Opinión

Cine y televisión

Es un hecho que las nuevas generaciones no han tenido la oportunidad de disfrutar de la basura infumable de cine que se hizo en España durante el franquismo y en los primeros años de la transición. Los de mi generación sí. Por supuesto siempre hubo notables excepciones como Berlanga, Saura, Vicente Aranda, Bardem y otros entre los que se podría incluir hasta al gran maestro de todos, Buñuel, que aunque estaba exiliado en Méjico vino a España a rodar “Viridiana” en el 61.
Claro está que hay que distinguir entre el cine del franquismo y el de la transición. No es lo mismo. El primero nos regaló lo que Bardem definió como: “Un cine políticamente ineficaz, socialmente falso, intelectualmente ínfimo, estéticamente nulo e industrialmente raquítico.” Y el segundo, el de la transición, para no quedarse corto nos proporcionó joyas inolvidables como “Virilidad a la española” o “Tres suecas para tres Rodríguez”. Ya ven. Así andaban las cosas. Con esa altura cultural.

Por eso, con motivo de esa carencia educativa que padece nuestra juventud y ya que ahora en general se hace buen cine, las televisiones en España tanto públicas como privadas han decidido tomar cartas en el asunto, para que esos chavales y chavalas no se queden en la ignorancia y sepan a qué atenerse. Así que las cadenas se dedican de forma sistemática a producir e inundar la parrilla con series impresentables y que solo dan vergüenza ajena.

El ejemplo perfecto, solo voy a citar uno, con uno llega, sería “GymTony”. Más zafia, estúpida, grosera, basta, cutre, carente de ninguna ironía o del mínimo sentido del humor no puede ser. Doy por hecho que sus guionistas y actores para ganarse la vida hacen lo que pueden. Claro. Como hizo el gran Alfredo Landa durante tantos años. Rodando películas que daban ganas de escupir a lo lejos. Hasta que un día, por fin, llegó Mario Camus y le ofreció un papel maravilloso en “Los Santos Inocentes”. Entonces pudimos ver y saber lo increíble que era Alfredo Landa. Un mago de la interpretación. Un maestro.

Supongo que a algunos de los actores y actrices que aparecen denigrándose a sí mismos y a su profesión en estas series actuales también les llegará ese día. Tal vez. Ojalá sea así. Entretanto, vayan al cine o pónganse ustedes un dvd con una buena película y dejen que esas series como “GymTony”, “Aida”, “Aquí no hay quien viva” y otras parecidas las vean ellos mismos, pues la verdad, no merecen que las vea nadie más. 

El cine, el teatro, la televisión y sobre todo los actores no son así. Son de otra madera, de otro material. Lo único que necesitan es encontrar a un tipo que sepa tallarlos y ofrecernos lo que de verdad hay en su interior. Como un escultor que encuentra una gran obra dentro de una simple y bruta roca. Un pedazo de piedra absurdo y sin forma hasta que alguien, de pronto, se la da.

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