Opinión

Clases de señores y señoras

Mi adorada Janis Joplin, Dios la tenga en la gloria, cantaba en los 70 en una famosa canción aquello de "oh, señor ¿no quieres comprarme un Mercedes Benz? / todos mis amigos tienen Porsches / y yo tengo que estar haciendo remiendos y trabajando todo el día / oh, señor ¿no quieres comprarme un Mercedes Benz?"

Janis se refería a una clase de señor, claro, pero hay otros. Los de la Visa Opaca por ejemplo, que se compraron con la tarjetita Porsches, Mercedes, comidas en restaurantes de lujo y hasta la utilizaron para pagar el papel higiénico de casa, las bragas de sus señoras y sus impresentables calzoncillos XXL como hacía el innombrable Jesús Gil en su época.

El dinero fantasma les sirvió también para pagar orgías estupendas y chicas simpatiquísimas. Supongo que sus señoras miraban hacia otro lado. Hacia el lado de los diamantes. Hay un bonito calambur del siglo XVII del Conde de Villamediana (un calambur es un juego del lenguaje sarcástico en el que se juntan palabras distintas) que dice "diamantes que fueron antes de amantes de su mujer". Pues así.

Y todo eso lo hacían esos señores mientras sacudían la campanita de la Bolsa, aprobaban las preferentes, sonreían a los bancos y los inversores se iban al tacho. Sé que a menudo hablo en estos artículos de encorbatados con cierto desprecio. No. Yo vestí de traje y corbata durante diez años. Mi animadversión es hacia la mentira del traje, no hacia la vestimenta.

Lo patético es descubrir que esos señores son todos de la misma estirpe. Una a la que no quiero pertenecer. No son conciudadanos míos. Al saber y leer de sus asuntos solo me viene a la memoria una frase de “El Señor de los Anillos” que dice el rey Theoden antes de morir en la Batalla de los Campos del Pelennor: "Vuelvo a reunirme con mis antepasados, en cuya poderosa compañía no sentiré vergüenza."

Yo siento pena por los descendientes de esos ladrones a los que nadie mirará a la cara. ¿Acabarán en la cárcel? ¡Qué va! Nunca van a la cárcel. Solo los ladrones de motos van a la cárcel. No se sabe de nadie que haya ido a la cárcel por robar un Rolls Royce.

No sé lo que piensa Rato o los Pujoles cuando se miran al espejo por las mañanas. Supongo que ven a triunfadores. Seguro que les gusta esa palabra tan yanqui: triunfador. Yo me identifico más con aquella Ava Gardner que viviendo en Londres, gorda, fea, alcoholizada y apartada del mundo, un amigo convenció un día para que asistiera a un acto benéfico. Hacía años que Ava no aparecía en público y en la rueda de prensa un periodista impertinente le preguntó: "Miss Gardner ¿que se siente al levantarse por las mañanas, mirarse al espejo y pensar que una vez fue usted la mujer más hermosa del mundo?" A lo que Ava contestó rápidamente: "Nunca me levanto por las mañanas."

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