Opinión

CR7

En cierta ocasión André Breton, el padre del surrealismo, llamó a Salvador Dalí "Avida Dollars" tan solo cambiando el orden de las letras de su nombre y apellido. Una forma imaginativa e irónica de criticarlo y resaltar que al pintor de Figueras lo único que le interesaba era el dinero.

Con las letras del nombre y apellidos de CR7, ese misterioso servicio de inteligencia que se mueve como pez en el agua en el Santiago Bernabéu, podrían componerse muchas palabras curiosas como por ejemplo también dólar, o craso, o artista y casi, casi... anticristo. Y en los últimos días pareciera que ese chico de Madeira que juega tan bien al fútbol se ha convertido efectivamente en un demonio, solo que en lugar de llamarse 666 se llama CR7. Todo por evadir capitales a algún paraíso fiscal, algo que han hecho desde hace años y hacen todos los días cientos de nuestros queridos políticos.

A mí Cristiano siempre me ha caído bien. No solo por su talento como futbolista. También por sus donaciones y su generosidad con muchas causas nobles de las que por cierto no suele hacer alarde. Él solo alardea de su fútbol, de su físico y de sus coches de alta gama. Por supuesto eso no disculpa la evasión de impuestos pero al menos él, al contrario que otros evasores de impuestos, nos regala momentos mágicos que nos hacen vibrar de emoción.

Cristiano es un niño pequeño y como todos los niños pequeños necesita pasta. Los críos necesitan mucha pasta para chuches, para el Fifa de la Play, para las últimas Nike, para la tablet, para el iPhone 7, etc. Cristiano es igual, necesita mucha pasta para sus porsches, bentleys, lamborghinis, ferraris y para el Rolls Royce Phantom Coupé, que ese coche consume que te cagas y con ciento y pico millones de euros la cosa no se arregla fácilmente.

A mí Cristiano ya digo y repito me cae bien, en serio. Pero por jugar en este artículo otra vez no al fútbol sino al divertimento de Breton de emplear las letras del nombre para intercambiarlas y descubrir otra cosa distinta, su apellido me recuerda inevitablemente una famosa canción de Los Ronaldos de Coque Malla, grupo al que pude ver una vez en los ochenta en la famosa y mítica sala "Ruralex" de Vigo. Entonces Los Ronaldos todavía eran unos perfectos desconocidos y Coque Malla un tipo con pinta de no haber hecho todavía la primera comunión; uno del que nadie sabía nada; uno que tocaba la guitarra como si hubiera aprendido a hacerlo en un curso de CEAC por correspondencia y que cantaba muy raro, con una voz entre gangosa, rota y seductora. Una canción cuyo estribillo decía así, seguro que todos ustedes la recuerdan: "Adiós papá, / adiós papá / consíguenos un poco de dinero más. / ¡Más dinero!".

En fin, volviendo al tema Ronaldo la conclusión es que a los niños aunque los queramos mucho no hay que consentirles todo.

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