Opinión

Cristianos vs musulmanes

El título de este artículo debería ser al revés "Musulmanes contra Cristianos" ya que son aquellos los que se dedican a cepillarse a estos, como hemos visto recientemente en Egipto. Pero no nos engañemos, estas cosas ocurren todos los días, los musulmanes se cepillan a todo el mundo incluidos también musulmanes. Frente a los buenistas que sostienen que el Islam es una religión de paz y que esos son solo unos pocos radicales, yo creo que no. Creo que el Islam es una religión de guerra. Y si existen musulmanes "buenos" que lo dudo, están callados como putas, con perdón. Eso debería hacernos pensar.

La lista de objetivos a liquidar de esos musulmanes incluye no solo cristianos sino también judíos, gays, lesbianas, ateos, menores que no han sido instruidos en la Sharia, niñas que quieren estudiar, adúlteros, amantes de la música, deportistas especialmente mujeres en calzones cortos o niños que sueñan con ser Ronaldo, chicas que quieren conducir un coche ¡habrase visto!, artistas, poetas, familias que solo esperan vivir su vida en paz, hombres que se afeitan la cara o mujeres que se depilan las cejas, y... bueno, en general todo lo que se les ocurra, si es que se les ocurre algo. 

De joven intenté ser pintor durante un tiempo. Entonces trabajaba en un estudio en casa de mis padres en la calle Curros Enríquez de Ourense y solía tener puesta la radio con Radio 3 toda la tarde. Había un microprograma entremedias del de Ramón Trecet en el que un locutor que no recuerdo quién era pero tenía una voz de radio preciosa, hacía un pequeño "speech" medio literario o poético, muy breve y divertido. Una vez explicó que aunque nosotros los occidentales decimos "corazón mío" como una expresión de amor, en muchas culturas de Próximo o Extremo Oriente para lo mismo se dicen otras cosas que podrían sorprendernos como por ejemplo: "pulmón mío", "estómago mío" y en general... víscera mía. El microprograma era bastante humorístico, preciso.

En un libro de Marshall McLuhan cuyo título ya no recuerdo, el semiólogo canadiense explicaba como entienden la misma idea distintas culturas a través del lenguaje, a través de expresiones hechas, y como esas expresiones reflejan su carácter. La idea era "lo conozco". La expresión inglesa dice "lo conozco como el fondo de mi bolsillo"; la francesa "lo conozco como la palma de mi mano"; la española "lo conozco como si lo hubiera parido"; y la japonesa "lo conozco como serpiente que nada en el agua".

Así que somos muy distintos. El problema que tenemos hoy con los musulmanes no es que no les vaya a interesar lo nuestro, es que no van a aceptar ni siquiera la existencia de las danzas húngaras, de la Semana Santa española, del jazz, de la pintura, ni de nada. Ni siquiera van a aceptar y esto va por usted, lector, su corte de pelo, así que prepárese, vaya poniéndose las pilas y dejándose la barba, amigo.

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