Opinión

La Cruzada de los Niños

La Cruzada de los Niños es un relato de inspiración histórica escrito por Marcel Schwob en 1895. En la obra, magistral como todo lo del poco conocido Schwob, se evoca un suceso de 1212 que se produjo durante las cruzadas medievales. Aquel en el que miles de niños europeos abandonaron sus casas y sus familias para embarcarse en Marsella en naves rumbo a Jerusalén, con la intención de rescatar el Santo Sepulcro. Todo en nombre del Evangelio: "Dejad a los niños venir a mi, y no se lo impidáis".

Por supuesto la mayoría, niños y niñas de 8, 9 y 10 años murieron en el viaje o fueron capturados en África y vendidos como esclavos. El relato construido por Schwob a través de las declaraciones de varios personajes: dos clérigos, un leproso, un derviche, varios niños y dos papas, Inocencio III y Gregorio IX, es una prodigiosa obra literaria de solo veinte páginas que deja sin aliento al lector. Inocencio III antes de la partida de las naves, premonitoriamente reflexiona sobre el destino de los niños:

"No sé por qué sortilegio más de siete mil niños fueron sacados de sus casas. Siete mil con la cruz y el bordón. No tienen que comer, ni armas ningunas; son ineptos y nos avergüenzan. Son ignorantes de la verdadera religión. Mis servidores los interrogaron. Respondieron que van a Jerusalén para conquistar la Tierra Santa. Mis servidores les dijeron que no podrían atravesar el mar. Respondieron que el mar se separaría y se desecaría para dejarlos pasar. Todos esos inocentes serán entregados al naufragio y a los adoradores de Mahoma."

En Estados Unidos tienen hoy su propia "Cruzada de los Niños": la imparable marea migratoria de menores sudamericanos indocumentados que entran en el rico norte dispuestos a quedarse. Este año serán más de cien mil. Jorge Castañeda escribió un artículo la semana pasada en El País en el que explica, si es que se puede explicar, las causas y razones de ese asunto. El embrollo legal es que cualquier menor detenido en Estados Unidos sin papeles y procedente de un país no contiguo no puede ser deportado, sino que es remitido al Departamento de Salud que lo redirigirá a su vez a algún familiar residente en los Estados Unidos o a una institución de acogida a la espera de un juicio de migración que tardará años en llegar, si es que llega. Así que cualquier no mexicano menor de edad que entre en los Estados Unidos tiene muchas posibilidades de quedarse en el país para siempre. Esos niños de Guatemala, Honduras, El Salvador no van a rescatar el Santo Sepulcro, sino a rescatar sus vidas futuras.

Al final del cuento de Schwob, el papa Gregorio IX se lamenta en su declaración:

"Dios no se manifiesta de ningún modo. ¿Asistió acaso a su hijo en el Monte de los Olivos? ¡Oh locura pueril la de invocar su ayuda! Todo mal y toda prueba residen en nosotros.

Te puede interesar