Opinión

De becarios

El Confidencial ha publicado recientemente un artículo en el que se describe la explotación a la que son sometidos los becarios que trabajan en numerosos restaurantes españoles con estrella Michelín. Jornadas de 16 horas, sueldo mínimo o ninguno, insultos, maltrato, etc. Todo eso contado por los propios becarios o ex becarios, entre los que por cierto no faltan algunos que solo tienen buenas palabras para sus ex jefes. Martín Berasategui por ejemplo, por poner una pica en Flandes, sale bastante bien parado. Contratar (?) a un chico o chica joven, con ganas, aspiraciones y talento y no pagarle es un clásico. Y cuanto más alto es el nivel digámoslo así, del contratante, por lo general menos se paga.

Este artículo, por si no se habían dado cuenta ustedes, pertenece a mi serie de artículos titulados "de", que como saben tratan sobre profesiones relacionadas con el mundo de la moda y la publicidad. Este habla de gastronomía sí, pero la cosa es la misma. En todas partes cuecen habas, nunca mejor dicho.

En los ochenta, viviendo en Vigo, por razones que no viene a cuento explicar ahora tuve el privilegio de hacer de "cicerone" durante una semana de un gran fotógrafo americano: Les Krims. Les Krims nunca había estado antes en Europa y unos meses después de regresar a su casa en Búfalo (NY) hubo una retrospectiva de su obra ya ni recuerdo donde, creo que en Alemania. A consecuencia de eso todas las revistas de moda, arte o fotografía por estos lares hicieron reportajes sobre él. El asunto fue que (entonces no había internet) nadie en la vieja Europa tenía retratos recientes de Les Krims... salvo por casualidad yo, un chiquito desconocido de apenas veintitantos años y fotógrafo principiante. Así que unas cuantas revistas se pusieron en contacto conmigo para comprármelos.

El Vogue París, el Cosmopolitan alemán y otras parecidas. Como nunca he sido nada negociante y además entonces era joven y solo quería ver mis fotos publicadas, en todos los casos me limité a aceptar el pago que me ofrecía cada una. Pues bien, distintas revistas europeas me pagaron más o menos lo mismo pero, ya no recuerdo las cantidades, el Vogue España me pagó la tercera parte de lo que me pagaban las otras. Vale. Se podría pensar con lógica que en aquel tiempo España, su nivel de vida, su economía y esas cosas estaban muy por debajo de las de Francia, Alemania y otros países europeos. Sí, pero no. Cuando poco después me fui a vivir y trabajar a Madrid y colaboré en alguna ocasión con dicha revista me ocurrió lo mismo: trabaja gratis, chaval, ya tienes suerte de salir aquí, date con un canto en los dientes.

Así que, sabiendo perfectamente lo que hacía (esto también hay que anotarlo), me di con un canto en los dientes más de una vez. Peor, o tal vez mejor no se sabe, fue lo de Monica Lewinsky. Becarios... que Dios los ampare.

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