Opinión

Donald enamorado

Vale, ya está. Al fin lo hemos descubierto. Donald no es el pato que creíamos, sino un hombre enamorado. Por eso no lo entendemos. Un hombre enamorado en serio como los amantes de Teruel, ya saben... tonta ella, tonto él. Y por eso el magnate neoyorquino arrastrado por su incontenible pasión juvenil rompió una vez con Ángela Merkel, tuvo un pequeño affaire con Raúl Castro que no llegó a nada, rompió después con Macron, acto seguido con Putin y el otro día con Justin Trudeau, el primer ministro canadiense que por cierto era el más guapo de los/las cinco. Como buen enamorado Donald es especialista en romper con todo el mundo.

 El caso es que Donald, el enamorado, ya solo piensa en Kim Jong-un, ese chavalote atlético y repleto (nunca mejor dicho lo de repleto) de atractivo y armas nucleares, y que luce un corte de pelo "undercut" supermoderno. Lo del "undercut" o "corte bajo" de pelo de Kim Jong-un a Donald le resulta muy seductor ya que él no puede hacerse un corte así aunque quiera. Ya se sabe que los amantes siempre envidian lo que no tienen. 

 Donald está enamorado de la moda juvenil, de las chicas, de los chicos, de los maniquís, ¿y qué mejor entonces que Kim Jong-un, ese top model de Corea del Norte que se exhibe en la frontera de Corea del Sur como un maniquí de Zara en un escaparate?

 La historia de amor de Donald y Kim va a dar mucho de sí. Están hechos el uno para el otro. No hay más que verlos. A mí y a los de mi generación Donald por su nombre nos recuerda irremediablemente a aquel sobrino del Tío Gilito, siempre obsesionado por hacerse con la fortuna de su multimillonario y rácano pariente. 

 Los patos no son animales muy familiares. Al contrario que muchas otras aves que son fieles a su pareja de por vida como las rapaces, los loros, o los periquitos, los patos son todo lo contrario. El pato macho se cepilla a la hembra y la abandona inmediatamente para buscarse a otra ya, dejando a la pobre pata sola al cuidado de la futura prole. Piensen en eso cuando les echen miguitas de pan en el estanque. No son tan inocentes. ¡Cuac! Yo nunca me fiaría de un pato, lo digo en serio. Parecen simpáticos pero en el fondo son unos zorros. Y como decía Plinio el Viejo: los zorros tienen muchos trucos, pero el erizo solo uno.

 Prefiero al erizo, ¡dónde va a parar! De niño cazé uno en O Rosal en la finca de mi abuela y lo tuve todo un verano atado por una pata, al pobre. Lo exhibía como un yo-yó. Al final lo solté para que recobrara la libertad, quizá una de las mejores cosas que he hecho en mi vida.

 Yo creo que Donald es realmente un pato y Kim algún zorro difícil de explicar. Por eso se están entendiendo.

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