Opinión

Donald, el pato

El Donald de que hablo en realidad no es el pato, sino Donald Trump. Ese tipo con un pelo rubio de mentira y casi todo de mentira, que tiene posibilidades de convertirse en el presidente del país más poderoso de la tierra. No en vano su apellido significa "triunfo". El pato Donald era idiota pero no hacía daño a nadie, salvo porque no se le entendía ni una palabra. Este otro Donald sí que es peligroso y se le entiende todo.

La última "boutade" de Donald es la promesa de que prohibirá la entrada en Estados Unidos a todos los musulmanes del mundo. Esto lo dice con su pico de pato y su voz de patata. La pregunta que nos hacemos todos es si dejará salir a los que ya están allí, porque en EEUU debe de haber, tirando por lo bajo, unos cuantos millones. Si Donald gana las elecciones, Dios y Alá no lo quieran, tiene por delante mucho trabajo. Levantar el muro con México, expulsar a los inmigrantes hispanos, prohibir la entrada a los musulmanes, desmantelar la escasa sanidad pública americana que hay (para Donald, el pato siempre lo pagan los demás), adherirse a la Asociación del Rifle, etc. ¡Cielos! Eso es más que la carrera espacial. No creo que le dé tiempo.

Donald es famoso, aparte de por su pelo que merecería un capítulo especial de "Head and Shoulders" o "Coloración L'Oréal Professionnel", por la Trump Tower de Nueva York, uno de los edificios emblemáticos de su imperio y también de la ciudad. Yo estuve allí una vez, tomando un café con mi chica. Bueno, en realidad estuve tomando un gintonic, más que nada para soportar la horterada de decoración suntuosa que tenía delante. Gigantescas lámparas de cristal, mármoles de Carrara y todo así. ¿Quieres lujo? Toma lujo. En fin, supongo que a los europeos el mármol de Carrara no nos impresiona tanto.

Y no, no voy a hablar de Ivana.

Este Donald, al contrario que el de Walt Disney, es un tipo real, con su pelo espantoso. Y si gana las elecciones y sale elegido será el triunfo de la estupidez animada de ayer y hoy, como un programa de Hanna-Barbera pero en malo. Una especie de Bugs Bunny chiflado y egoísta al que solo interesan sus zanahorias. Los americanos son muy raros, la verdad. Yo los adoro. Su cultura, su literatura, su música, su teatro, su cine me han alimentado desde que era un crío. Incluso tengo familia en América. Pero a veces no puedo entenderlos. Solo en el año 2015 en EEUU ha habido 10.000 personas muertas y 20.000 heridas por armas de fuego. Sumado eso al advenimiento de Donald, y no es por bromear, casi va a resultar más seguro vivir en Siria.

Vale. No bromeaba. Donald Trump no es una broma. Confiemos en que los americanos lo manden al Got Talent América y le den el primer premio y mil aplausos. Por su pelo.

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