Opinión

El caso de Frieda Jackson

"El caso de Thomas Crown" es una genial película de 1968 protagonizada por Steve McQueen y Faye Dunaway. Una película de la que en 1999 se hizo un remake, no tan bueno como el original ni de lejos con Pierce Brosnan, Rene Russo y parecido argumento. Mejor vean el original.

En la primera película que es la buena, Steve McQueen es un multimillonario que se aburre y decide atracar un banco solo para entretenerse y pasar el rato. Ni necesita el dinero, ni meterse en líos, pero es que el hombre es tan rico que se aburre como una ostra en el fondo marino de su infinita opulencia, en la que hasta sin querer le salen fajos de miles de dólares por las orejas. 

Faye Dunaway es una investigadora de una compañía de seguros contratada por el banco, que lo persigue e intenta aclarar el caso y demostrar (algo que ella ya sabe desde el principio) que él es el ladrón. Ambos acaban enamorándose, aunque al final de la película la cosa no acaba muy bien para Faye Dunaway, creo recordar.

"El caso de Frieda Jackson" es distinto aunque en algo parecido. Frieda no es multimillonaria. Es una respetable jubilada inglesa que, tras ahorrar durante meses de su pensión contrató unas vacaciones en Benidorm y acá se vino con una amiga. La experiencia según ella le resultó traumática por lo que ha denunciado a la compañía que le vendió el viaje, que por cierto es una compañía inglesa, claro. Frieda quiere que la compañía le devuelva los 1.300 euros que le costó el viaje y la estancia en Benidorm porque y cito textualmente textos de su denuncia, uno: "el hotel estaba plagado de españoles que nos ponían de los nervios porque eran unos groseros". Y dos: "¿por qué los españoles no se van a otra parte durante sus vacaciones?"

¡Fabuloso! Frieda no tendrá la pasta de Thomas Crown, pero lo supera en creatividad e ingenio con creces. ¿A dónde tendrían que irse los españoles de vacaciones según ella? ¿A Sussex, a Bristol, a Liverpool? Pues ya van, y eso que no hay mucho sol allí que se sepa, pero a nadie le molesta.

Yo sospecho que lo que hay detrás de este asunto es que Frieda a sus provectos y aun esperanzados ochenta y un años se enamoró de un camarero del hotel, jovencito, atento y guapo. Un chico con una sonrisa estupenda que probablemente era natural de Cudillero (Asturias), o de Cuacos de Yuste (Cáceres) y que aunque siempre fue amable con ella en realidad no le hizo mucho caso, y cuando digo "caso" ya saben a qué me refiero.

En fin, que le deseo lo mejor a doña Frieda. Ojalá que la compañía de viajes le devuelva los 1.300 euros, porque lo otro no se lo va a devolver nadie.

Vean "El caso de Thomas Crown" de 1968. No tiene nada que ver con esto, pero no los defraudará.

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