Opinión

El Samaín

Este año tocó celebrar el Samaín. Ok. Me parece bien. Creo que es una ocurrencia de galleguistas sin mucha cabeza, pero vale. A mí en el fondo el Samaín me suena un poco a tomadura de pelo. ¿Una celebración celta? Estarán de broma ¿no? Ni siquiera está claro que los celtas pasaran por aquí ni haciendo turismo pero bueno, si tiene que ser así, que sea así. Samaín, bienvenido.

Desde hace tiempo nos toca también Halloween, otra tradición inexistente por aquí, como Papá Noel, etc. Pero construimos tradiciones como nos apetece, o como les apetece a las marcas de productos de consumo cada vez. Y cuando digo a las marcas de productos de consumo me refiero tanto a las de objetos que se pueden comprar en un centro comercial, como a las de ideologías que se pueden adquirir en el mercado libre.

De todas formas ya digo, no me parece mal. Cada uno a lo suyo.

Según dicen sus impulsores, el Samaín, una antigua festividad celta, celebra el fin del verano y principio del invierno, una fiesta que el cristianismo convirtió in illo tempore parece ser en el Día de Difuntos. ¡Vaya! También podríamos volver a celebrar las Saturnales, las Lupercales o los Juegos Megalenses. Sería un poco parecido. O quizás podríamos recuperar algunas fiestas sumerias o egipcias, porque las fiestas cristianas no gustan ahora. No soy yo muy cristiano a estas alturas, pero estas modas recientes me parecen más estúpidas aún. En cualquier caso vale, cuántas más fiestas mejor.

El otro día escuché a una sesuda historiadora en una radio gallega explicando en qué consiste el Samaín y de dónde viene. Según aquella muchacha, historiadora ya digo o dice ella, el Samaín, más antiguo que cualquier otra cosa, fue llevado a los Estados Unidos por inmigrantes gallegos que en la tierra de George Washington acabaron convirtiéndolo en la fiesta de Halloween. ¡Joder!, y perdonen ustedes la expresión.

Me partí de risa. Por no llorar, claro. La chica parecía Quim Torra aunque hablaba bastante mejor que él, con un tono como doctoral, científico y muy cargado de razón. Un tono que hasta daba un poco de miedo. Como dije me partí de risa pero por suerte lo hice entrando en la ducha y se me pasó enseguida. Y es que yo suelo oír la radio en el baño por la mañana, es una mala costumbre que tengo. 

Por cierto, ¿han oído ustedes hablar alguna vez de la fiesta de Aldar o Fiesta de los Caballos? Seguro que no. No la conoce casi nadie. Es una antiquísima celebración celta desaparecida en la que los antiguos gallegos/celtas marcaban a los caballos y potrillos salvajes a mediados del verano en los montes de Oia, Sabucedo, Domaio, etc. Podríamos recuperarla ahora. Sería preciosa y quizas se convertiría en una atracción turística de primera como acabará siendo el Samaín. Al tiempo. Pero ¿saben porqué no han oído hablar de ella? Pues porque me la acabo de inventar ahora mismo. Ciao.

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