Opinión

Elogio de los vaqueros rotos

Mi madre me riñó la semana pasada por llevar un vaquero con rotos. Concretamente dijo: ¡a tu edad! Como si los rotos pudieran ser aceptables a los quince pero no a los cincuenta y tantos. No lo entendí. Primero porque por suerte (una suerte genética que precisamente me regaló ella junto con mi padre) ni estoy gordo como una foca, ni calvo como una bola de billar, ni tengo pinta de viejo descuidado. De momento. Conozco a muchos de mi edad que si se pusieran unos vaqueros rotos, Dios no lo quiera, parecerían una especie de Unabomber mal jubilado. Pero ese no es mi caso. Además, suelo combinarlos con una buena chaqueta para que se note que es deliberado. Fui fotógrafo de moda durante años. Algo sé aún.

Los rotos de los vaqueros, una moda que apareció en los 80 y en realidad ya está pasada, no son algo casual. Responden a la sociedad y al momento. Los de mi generación cuando a los diez y siete nos comprábamos el típico Levis azulón y rígido, lo primero que hacíamos al llegar a casa era meternos en la ducha con él puesto, a hacer flexiones y frotar los muslos bajo el agua para que se "blanqueara" un poco. Y los fabricantes tomaron nota. A nadie le sentaban bien aquellos Levis, salvo a Robert Redford.

No llevamos vaqueros rotos porque no podamos comprar unos nuevos, sino porque nos gustan. Sin más. De hecho a las marcas les resulta más costoso romperlos que dejarlos nuevecitos, impecables. Y los agujeros en el muslo, la rodilla o el culo revelan algunas cosas sobre nosotros. Como todo en la moda. Cada uno se viste como lo que quiere parecer, no hay más que fijarse en los militares condecorados o en los obispos.

Yo no quiero parecer un señor planchado y encorbatado. No quisiera parecerlo ni a los noventa si llego allí. Ya me vestí de traje y corbata durante años, siendo muy joven, y creo que me sentaba bien, nunca me sentí encorbatado. Un roto del pantalón, como un piercing o un tatuaje solo significa que no estás de acuerdo. Que no crees que se deba juzgar por las apariencias. Que lo importante no es lo socialmente establecido como correcto. Ni la tradición, ni lo de siempre según los de siempre. Ni lo que digan los demás. Y que todo puede cambiarse si cada uno intenta cambiarlo.

Vale, es una tontería frívola, lo sé. Mis rotos eran mínimos y a fin de cuentas compramos los vaqueros así porque así lo marca la moda y así los ponen en las estanterías de las tiendas y en la publicidad Zara, Dolce & Gabbana, Dior, o quien sea.

Pero yo creo que los vaqueros rotos, al menos siempre lo pienso cuando me cruzo en la calle con un chico o una chica con unos, son la frase del zorro de El Principito: "lo esencial es invisible a los ojos."

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