Opinión

Entomología política

La Dama y la Hormiga" podría ser una película de Walt Disney al estilo de "La Dama y el Vagabundo" (The Lady and the Tramp); o quizás mejor un cuento de Chéjov como "La dama del perrito". No sé. La dama y la hormiga a que me refiero son La Dama de Elche y la anónima hormiga que un turista grabó con su móvil mientras el insecto exploraba el busto de La Dama en el interior de la vitrina que custodia esa joya artística en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Un video que después publicó en internet. Por cierto que tras la polémica suscitada el propio turista ha retirado el video de internet y ha dicho que está arrepentido de haberlo publicado. Lo entiendo.

El asunto dio pie a un señor valenciano que se llama Carles Mulet y es representante de Compromis en el Senado (estos tipos saltan a la mínima como grillos) para protestar en la Cámara Alta exigiendo una vez más el traslado de la famosa escultura a la Comunidad Valenciana, una antigua aspiración política, que no cultural.
La devolución del patrimonio cultural a sus lugares de origen es una tesis en mi opinión increíblemente estúpida. Podría entenderla en el caso de ciertas obras de arte como tantas griegas, romanas, egipcias, etc., que inundan el British Museum por poner un ejemplo y otros museos conocidos. Obras que fueron expoliadas o robadas, pero ese no es el caso de La Dama de Elche que era propiedad del Louvre y fue cedida en los años cuarenta al Arqueológico Nacional español.

Hoy (entiendo que ciertos insectos y políticos no capten esto ya que requiere una cierta "altura" de miras) devolver todas las joyas arqueológicas a sus lugares de origen solo puede volvernos más tontos. Significaría que si usted y yo quisiéramos ver una escultura romana en vivo no nos quedaría más remedio que ir a Roma; si quisiéramos ver un sarcófago egipcio, al Valle de los Reyes; y si quisiéramos ver caligrafía china del siglo V, a China. Desde luego sería un chollo bárbaro para los operadores turísticos, la hostelería, las aerolíneas y otros negocios relacionados, pero un desastre para nuestro bolsillo y también para nuestra formación cultural y nuestro espíritu.

Yo creo que la hormiga en realidad era un hormigo y que La Dama y él estaban enamorados.  Por eso el hormigo, como un decidido y valiente Romeo encontró la forma de acceder a la cámara estanca en la que estaba encerrada su amada. Los expertos están estudiando ahora cómo lo hizo pero ya se lo puedo decir yo sin tantas investigaciones científicas en plan CSI: saltando el muro, arrebatado de pasión y con el corazón encendido, soñando con encontrarse con ella.

Así pues, caiga la maldición de Tutankamón sobre el señor Mulet y sobre todos sus descendientes durante generaciones; y también sobre todos aquellos que como él están empeñados en destruir el amor.

– Te amo, Dama.
– Yo también a ti, hormigo mío.

Te puede interesar