Opinión

Escribir ¿Qué es?

Con motivo del 50 aniversario de la fundación de la editorial Alfaguara hace un par de años, la editorial reunió a tres escritores en los Teatros del Canal de Madrid. Vargas Llosa, Pérez Reverte y Javier Marías, en una especie de coloquio ante un público numeroso. Para charlar acerca de la literatura, del asunto de escribir, sea lo que sea eso. De qué significa o para qué sirve algo así, si es que sirve para algo.

Escribir es una ilusión vana. Seguramente no sirve para nada. Si no han visto el coloquio merece la pena que lo vean, todavía podrán hacerlo en internet supongo. Los tres escritores son de la casa, de la casa Alfaguara, claro. De ahí el montaje del aniversario. Pero son tres grandes de las letras españolas. Oirlos hablar de sus manías, obsesiones, o descubrir anécdotas y curiosidades de su vida relacionadas con el hecho de escribir es un regalo que parece venir del cielo. A mi nada me gustaría más que ser un escritor de Alfaguara, pero no me cogen. ¡Malditos!

Como los tres son muy distintos aunque coinciden en ser académicos y escritores de éxito, en el coloquio salen anécdotas asombrosas que hacen aplaudir al público con emoción a menudo. ¿Por qué escribe un tipo historias inventadas? ¿Qué extraño misterio es ese? ¿Cómo se le ocurre a alguien hacer algo así desde crío? ¡Menuda bobada! ¿No?

Cuantos escribimos desde niños sabemos que empezamos a hacerlo a escondidas, sin pensar en que nadie nos fuera a leer nunca. Entonces ¿por qué demonios lo hicimos? Reverte, Vargas Llosa y Marías tienen cada uno sus propias opiniones al respecto. Y yo también tengo la mía, con perdón, con lo pequeñito que soy y la poca voz que tengo. Pero se me ocurre algo original sobre ese tema.

Yo creo que los escritores escribimos historias para que nos quieran. Para que nos quieran desconocidos. Para que nos quieran hasta en el cielo, como en aquel precioso verso de Quevedo que describe el cuerpo, la sangre, los huesos y los músculos del amante muerto: "serán ceniza, más tendrá sentido / polvo serán, más polvo enamorado".

Tal vez los escritores nos sentimos poco queridos y escribimos para remediarlo. Para que nos den besos personas que no nos conocen de nada, a mi me los han dado, lectores y lectoras. Besos a través de hermosos ojos incendiados por las palabras, la tinta y el papel. Si fuera así quizá es que los escritores buscamos besos aunque sean de mentira. Besos falsos. Puede que a nosotros nos parezcan de verdad.

Entonces la escritura vendría a ser algún tipo de prostitución: besos pagados. A lo mejor los escritores somos todos putas. O somos ¿quién sabe? una locura sinsentido sacada de las Mil y Una Noches. O sea, algo como esto:

– Yo te cuento un cuento, tú dame un beso, calentémonos un rato y arreglamos así la noche ¿te parece?

– Sí, me parece perfecto.

Quizá escribir sea eso.

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