Opinión

Eso no es computable

Nuestro flamante sistema educativo -el que padecemos con los últimos gobiernos y no solo los del PP, preciso, aunque este está siendo el peor, tras haberse cargado el latín, el griego, la música, el dibujo y la filosofía- ahora ha decidido también que desaparezca la literatura universal del bachillerato. 

Lo entiendo, son todas unas asignaturas de mierda, inservibles, sin ninguna utilidad real, unas asignaturas solo comparables a las "labores del hogar" o la "formación del espíritu nacional" del franquismo y a fin de cuentas a los niños de hoy no les hace ninguna falta saber lenguas muertas, componer sinfonías, pensar o pintar. Para todo eso ya está Google y los iPhone. Que aprendan a ser políticos o hackers de una vez, que eso sí que da pasta y les asegurará un futuro decente. Y las niñas que se hagan Barbies ya. En Hollywood hay un montón de ofertas de trabajo para eso y si se van allí, con suerte hasta ligarán un día con Ken.

El tema tiene dos vertientes claramente diferenciadas. Una, la ignorancia de tantos políticos y legisladores que quizá tengan un título universitario en su currículum sí, generalmente inventado, pero que al final son unos idiotas de tomo y lomo y, como bien decía Borges "hay personas que son idiotas en cinco idiomas"; para colmo estos idiotas nuestros ni siquiera hablan idiomas. Y dos, la creencia de esos mismos expertos y responsables del sistema educativo, por cierto ampliamente confirmada por la realidad de que es mejor ser listo, o sea zorro, que inteligente.

Está de más que diga yo aquí, ya lo hace mucha gente más preparada en muchos foros, que eliminar las humanidades de la enseñanza es una catástrofe cuyas consecuencias ya se están viendo y serán aún peores en el futuro. ¿Cómo creen todos esos impresentables que hubieran existido Isaac Newton, Galileo, Marie Curie, Albert Einstein, Darwin o Steve Jobs si esos personajes solo hubieran estudiado computación o asignaturas técnicas? Además, no existen asignaturas más técnicas que la música o la pintura. 

Por eso y aunque a muchos les parezca una idea conspiratoria inventada por algún Iker Jiménez chiflado, yo digo que detrás de esto hay un plan muy claro perfectamente diseñado. Uno que cualquiera con dos dedos de frente, algo que escasea, puede ver. Un plan cuyo fin último es el sueño de dichos legisladores, el sueño de un monstruo sin escrúpulos: conseguir que las nuevas generaciones, los jóvenes que vienen, sean más idiotas que ellos. Con eso es con lo que sueñan. Y lo están consiguiendo si es que no lo han conseguido ya. 

A mí me gustaría ver a los estudiantes incendiando las calles y pidiendo la cabeza de los ministros de Educación, pero eso no va a ocurrir. El plan está funcionando y los estudiantes ya solo piensan en código binario, como aquel robot de una serie televisiva de mi infancia "Perdidos en el espacio", especializado en decir únicamente "eso no es computable".

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