Opinión

Esos locos bajitos

Hace unos días mi querido Afonso Monxardín escribió aquí un artículo sobre Master Chef Junior que suscribo casi en su totalidad. Sí, yo también estoy en contra de programas como ése, Master Chef Junior, porque fomentan una insana competitividad entre chavales. Chavales que por su edad tendrían que estar jugando tranquilamente a cualquier cosa normal como bien señaló una vez Serrat en una canción: "Niño, deja ya de joder con la pelota". 

 Y digo que estoy en contra de programas como ése porque estoy en contra de los programas, pero no de lo que encierran en el fondo. Yo, que cocino bastante bien con perdón, cuando veo Master Chef Junior me quedo patidifuso. Como cuando veo esos niñitos y niñitas japoneses que apenas acaban de dejar los potitos y ya tocan el piano o el violín como ángeles.

 El mundo está lleno de locos bajitos y cuando unos padres se encuentran uno con un talento extraordinario, un niño prodigio en algo, es lógico que fomenten y estimulen al máximo esa dedicación en el crío desde pequeño. Si no fuera así no hubiéramos tenido o tendríamos ni a Mozart ni a Rafa Nadal, por citar dos ejemplos tan alejados entre sí como un paraguas y una ardilla. Supongo que la clave está en si es lo que el niño quiere hacer y disfruta con ello, o si es lo que los padres quieren que haga en cuyo caso el asunto casi roza la explotación infantil.

 Hay una película magnífica que trata este tema: "En busca de Bobby Fischer". En esa película el protagonista, Josh (Max Pomeranc), es un niño que resulta tener un talento extraordinario para el ajedrez y cuyo ídolo es el desaparecido Bobby Fischer. El padre de Josh (interpretado por Joe Mantegna) un comentarista deportivo creo recordar que de béisbol, alienta ese talento de su hijo pero al mismo tiempo se debate entre la idea de ver a Josh convertido en un gran maestro del ajedrez pero infeliz, u olvidarse del asunto y dejar que el niño sea feliz sin más, sin tener que ser necesariamente un genio en nada. Lo bueno de la película es que Josh en el fondo piensa lo mismo que su padre. Bueno véanla, merece la pena, es preciosa y siempre necesitamos ver, y cada día más, películas bonitas de verdaderos superhéroes. No de los de cartón piedra de Marvel, que ya cansan.

 Para acabar, como el artículo de Afonso con el que empecé este estaba en gallego, en ese gallego tan bonito que escribe él, acabaré el mío con algo gallego que también tiene que ver con locos bajitos. Y es el "Meniñeiro". El "Meniñeiro", no sé si lo conocen ustedes, es un duende gallego (creo que exclusivamente gallego, que yo sepa) cuya única ocupación durante toda su existencia es hacerle cosquillas a los bebés para que se rían cada vez que un adulto se asoma a la cuna.

 ¡Ay, esos locos bajitos!

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