Opinión

Felipe VI

A propósito de un artículo mío una amiga, Chelo Veiga, una bibliotecaria asturiana brillante como un sol de verano, me hizo algunos comentarios por el Facebook que me han hecho darle a la cabeza, cosa que no suelo hacer por higiene mental. Sobre todo me dijo algo muy interesante que me llamó la atención. Supongo que Chelo me estaba dando una pequeña colleja. Y seguramente con razón. Gracias, chica.

En aquel artículo yo satirizaba a Ada Colau por retirar el busto del ex rey Juan Carlos del salón de plenos del Ayuntamiento de Barcelona y no sustituirlo por el nuevo rey. Y por ende satirizaba a tantos modernos (hablamos de política), más preocupados por las formas que por el fondo. Chelo, en su comentario me daba la razón en parte pero añadía que ella sí es republicana y que retirar el busto del rey le parecía bien.

A mí también me parece bien. Más que nada porque tener al cazador de elefantes de Botswana o al novio de Corinna presidiendo los plenos del ayuntamiento no resulta muy correcto en una sociedad civilizada, actual. Pero todos tenemos dos caras, como las monedas. Ese ex-rey Juan Carlos bonachón, bromista, falso, infiel y cazador de especies en peligro de extinción, es el mismo que se vistió de Capitán General de los Ejércitos el 23f para salir por televisión y que lo viéramos todos los españoles, defendiendo la Constitución y llamando al orden a las malditas tropas sublevadas que se habían vuelto locas. El mismo. Y no deberíamos olvidarlo, aunque él de mayor se haya vuelto un tanto... peculiar.

Los asuntos Corinna y Botswana son residuales. No somos americanos. Las locuras privadas de nuestros representates nos dan igual, gracias a Dios. ¿Que tiene usted cuatro amantes? A mí me da lo mismo, siempre y cuando no esté usted todos los días en el Parlamento defendiendo la familia tradicional y firmando leyes para perseguir a los adúlteros. ¿Qué es usted adúltero? Adelante. Arréglese con su mujer y con su novia. Yo qué sé.

A los americanos les importa mucho la mentira. Nixon cayó por mentiroso. Y Clinton también. No por el asunto Mónica Lewinsky que solo era una broma. No. Yo creo que los españoles somos distintos. Creo que somos un poco así: "Me da igual que me mientas siempre que me quieras, cariño". En fin.

Yo, siendo estudiante, tuve un compañero de piso en Madrid que se iba de marcha con el ex-rey a menudo. El por entonces príncipe Juan Carlos aparecía de incógnito en Argüelles, se enrollaba con mi amigo y se lo llevaba de copas en su moto. Por suerte entonces aún no había controles de alcoholemia.

Al final Chelo apuntaba que una amiga suya, también republicana, solía hacer esta observación: Si viene la tercera república vamos a necesitar un presidente. ¿Y de dónde lo sacamos? ¿Quién parece el tipo más decente por aquí? ¡Uau! Felipe VI.

Vaya por Dios... siempre acabamos en lo mismo. 

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