Opinión

Galleguismos

No soy quién para hablar de esto. Ni siquiera hablo gallego salvo en ocasiones especiales. Pero un artículo muy bonito de Afonso Monxardín publicado en este periódico me ha suscitado estas reflexiones. Perdón por mi atrevimiento.

El artículo de Afonso era sobre Filgueira Valverde, Otero Pedrayo y otros personajes por el estilo. Galleguistas de derechas por decirlo simplificando. ¿Galleguistas? Sí, lo eran.

Filgueira al ser designado como personaje del Día das Letras Galegas este año ha resultado vilipendiado por una izquierda que no acaba de entender que gallegos somos todos los que hemos nacido aquí, incluso los que no pensamos como ellos. ¿Filgueira era franquista? Vale, puede que según la opinión de dichos galleguistas, pero tal vez muchos hispanohablantes o hispanoescribientes como yo seamos más galleguistas que ellos. Aunque reflejemos nuestro galleguismo de forma un tanto torturada a través del castellano. Yo qué sé. También podríamos hacerlo a traves del inglés ¿no? O sea que Castelao, Celso Emilio Ferreiro y tres o cuatro más aparte (no hay otros muchos que se puedan citar), siguen esperando, y yo con ellos, a que aparezca algún escritor galleguista de izquierdas. Pero no. Esos que tanto se abanderan no lo son, desde luego. De izquierdas no. Y escritores tampoco. ¿Ferrín quizás, Manolo Rivas? Vale, aceptado.

El pensamiento político galleguista en la transición, a finales del franquismo y aun hoy sigue sin entender a los gallegos. No somos ni de izquierdas ni de derechas. Nos gusta el marisco, el cocido, los grelos, las patatas, el pulpo, las leyendas de santos, bañarnos en bolas en la playa, nueve olas, follar a escondidas detrás de la Pedra de Abalar, rezar a San Roque, acariciarle las orejas al perrito y llorar con aquellas palabras preciosas de Castelao:

"Para sentir o orgullo de ser fillo da terra máis fermosa do mundo eu rubo ao pinal de Matalobos, que está enriba da eirexa de Salcedo. Séntome nas pedras do valado, e chanto os ollos na ría que durme antre veigas e florestas. Asisto a transformación dun día de sol en noite de luar. Alí sinto como en ningures a necesidade cósmica da patria e sei que son un anaquiño de eternidade galega. ¡Meu Pontevedra!".

Así nos sentimos algunos. Aunque otros crean que tenemos que sentirnos de otra manera. De la que se les ocurre a ellos. ¡Serán idiotas!

Hace años en Madrid, tras asistir a unos cuantos talleres y conferencias suyas me hice amigo por carta de Jonathan Brown, un hispanista americano. No sé si lo conocen. Jonathan Brown es el tipo que más sabe en el mundo sobre el barroco español. Sobre los siglos XVI y XVII de España. Es profesor en la Universidad de Nueva York y autor de muchos libros preciosos. A veces me lo imagino paseando por Manhattan con un sandwich y una cerveza en la mano. Y pienso: ¡Uau! sabe más de nosotros que todos nosotros juntos. Y ni siquiera es español, el tío. Eso sí que me emociona.

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