Opinión

GIPPEUMJO

Según The Huffington Post (no se crean ustedes nada), Kim Jong-un, el lozanote, atractivo y bien plantado líder de Corea del Norte, tiene un escuadrón de muchachas adolescentes a su servicio que se llama "Gippeumjo". Un escuadrón al estilo de los que tuvieron su padre y su abuelo. O como el que tenía Gadafi. Obviamente no para que le sirvan café, aunque sospecho que las de Gadafi eran más línea dura que las del coreano. 

Yo estuve una vez en la jaima de Gadafi. Sin las chicas, claro, no me malinterpreten. Y sin él, gracias a Alá. Fue en una exposición en Madrid sobre Libia, en la que entre otros objetos curiosos uno podía visitar la jaima que Gadafi había instalado en los jardines de El Pardo durante su visita a España en 2007.

Al contrario que Gadafi, un tipo feo de caray, Kim Jong-un es actualmente el hombre más glamuroso y sexy del planeta aunque el Vogue, el Harper's, el GQ y otros medios de comunicación, reconocidos expertos en esos temas, no acaben de darse cuenta aún. Yo creo que son millones las mujeres (y seguramente también hombres) del mundo que se pirran por sus lorzitas y su encantadora sonrisa de hámster embutido en ese traje pseudomao tan ceñido, y más aun con la tonelada de medallas con que se adorna al final el conjunto. Eso por no mencionar sus experimentos nucleares en el espacio que le dan una imagen de "macho planetario que te cagas", como diría magistralmente Arturo Pérez Reverte, con ese estilo suyo tan sutil, irónico y español.

Pero los discursos más demoledores contra las dictaduras que hemos visto en los últimos tiempos no fueron opiniones, ni artículos, ni libros, ni ensayos, ni discursos, ni intervenciones ante el Consejo de la ONU. No. Fueron películas como "To be or not to be" de Lubitsch, o "El gran dictador" de Chaplin. En España también tuvimos un buen ejemplo con Franco que se encargó de hacer la suya propia. Una película, "Raza", en la que el generalísimo hacía no solo una espléndida hagiografía de sí mismo sin complejos, sino también el cameo, del cameo, del cameo del paisanito de Ferrol que era él. Un paisanito cutre y miserable del que Ferrol, claro está, no tenía ninguna culpa.

A mi juicio, Kim Jong-un es un líder mundial histórico de proporciones estratosféricas, sobre todo dadas sus medidas cuando se las toma el sastre. Habría que meterlo en una cápsula espacial hermética y enviarlo fuera de nuestro sistema solar como aquella sonda de Carl Sagan, la Pioneer, para que puedan venerarlo durante edades estelares todas las civilizaciones posibles o imposibles de la Vía Láctea y galaxias aledañas hasta Alfa Centauro y aun más allá. 

Vaaale, mea culpa, lo reconozco, les he estado mintiendo todo el rato. En realidad, lo confieso aquí, yo tengo una foto de Kim Jong-un en casa y le rezo todos los días. Por si acaso. Ya me conocen... nunca hay que fiarse.

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