Opinión

¡Qué grande es el cine!

La semana pasada, en concreto el día 8 de enero de 2016, habría nacido Roy Batty según las previsiones de Philip K. Dick en su novela "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?" publicada en 1968. O por ponernos más finos, según el director Ridley Scott que llevó la novela libremente al cine en 1982 en su aclamada película "Blade Runner".

"Blade Runner" está considerada, con razón, la mejor película de ciencia ficción de todos los tiempos. Roy Batty, Nexus 6, el replicante interpretado genialmente por Rutger Hauer solo viviría tres años, hasta 2019. Los androides tienen que tener fecha de caducidad, como los humanos o los alimentos envasados. Pero Roy que no quiere morir, más humano que ningún humano, durante su breve estancia en la Tierra aún tuvo tiempo de regalarnos uno de los momentos más hermosos e inolvidables de la historia del cine. Aquel en el que semidesnudo, bajo la lluvia oscura y sucia de Los Ángeles, agoniza en una terraza abandonada ante la mirada atónita del cazador y asesino de replicantes Rick Deckard (Harrison Ford). ¿Recuerdan la escena?

En ella Roy hablaba con tristeza mientras se apagaba lentamente como una máquina cuyo tiempo y sus mecanismos se agotan. Y decía así: "Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad junto a la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir."

Roy Batty con su sufrimiento nos enseñó y le enseñó en aquella ficción extraordinaria a Rick Deckard que la vida de cada uno, sea quién sea, incluso aunque sea un simple androide, es grandiosa. Y su pérdida resulta siempre irreparable.

Hoy que los medios de comunicación nos muestran todos los días en los telediarios e internet docenas y docenas de muertes estúpidas y evitables de niños, adultos, ancianos, tal vez no esté de más recordar a Roy, un robot de combate que nació hace solo unos días y que apenas vivirá tres años. Y recordar también aquello que dijo en cierta ocasión no recuerdo quién: "Cada vez que muere alguien, muere una biblioteca".

Los recuerdos que lamenta perder y olvidar Roy son precisamente eso, una biblioteca. Libros y libros. Muchos sin escribir aún. Lo malo es que las bibliotecas ya no están de moda. Incluso yo en los últimos tiempos apenas consulto la mía. Ahora todo se hace por internet. Es más fácil.

Vale. Ya ven ustedes que solo recordando a un personaje que no existe como Roy Batty me ha salido un artículo bastante melancólico como seguramente es, lo fue o lo será el propio Roy. Lo siento. Será porque al igual que él... también yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Y es que a fin de cuentas, como en otra novela magistral de ciencia ficción, "Fahrenheit 451", cada uno de nosotros es una biblioteca. No dejen de leer.
 

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