Opinión

El Islam y otras fobias

La palabra islamofobia ha entrado en nuestro lenguaje para quedarse. Así que todos tenemos la obligación moral de ser más irreverentes, como Charlie Hebdo. Y a menudo ser irreverente consiste solo en decir la verdad.

Quienes matan humoristas son asesinos, está claro. Pero detrás hay un tema del que nadie habla, salvo quizá las viñetas del semanario francés: las religiones. Y me refiero a todas las religiones.

Los islamistas radicales son religiosos ignorantes que se han tomado sus textos fundacionales al pie de la letra. Si todos los cristianos del mundo hicieran lo mismo, como hacen los evangélicos americanos por cierto, de no ser por la ley civil asistiríamos cada día a ejecuciones de personas que visten ropa confeccionada con hilos mezclados, o cultivan plantas distintas en el mismo huerto, o trabajan los sábados. Los libros de las religiones son literatura, pero para los adeptos son la palabra de Dios. Como si Dios en caso de existir se hubiera puesto a escribir un libro. Y recordemos que el dios judío, el cristiano y Alá son el mismo, aunque sus seguidores difieran tanto al interpretarlo. 

Hay religiones con miles de años de antigüedad y otras con solo unos lustros como el mormonismo o la cienciología. Pero todas son cuentos. Resulta fascinante que con cuentos hayan hecho perder la razón a tantos. El Islam es paz, dicen ahora. Pero yo lo que veo, y ahí coincido con los islamistas radicales, es que si Alá es Dios, Jesús no lo es.

Veamos algunas curiosidades ¿históricas? No, literarias. Krishna el dios indio, Horus el egipcio o Mithra el persa después romanizado, son sospechosamente parecidos a Jesús. De hecho muchos dioses antiguos de la cuenca mediterránea hasta el Índico son casi idénticos. Mithra, en su versión romana, también nació de una virgen un 25 de diciembre (!) en un pesebre, lo adoraron pastores, tenía doce compañeros, murió, resucitó y ascendió al cielo. ¿Les suena? Krishna nació de una roca y fue bautizado en un río, el Ganges; y Horus nació de una virgen (Isis) y de un padre resucitado (Osiris). Como es previsible todos estos dioses resucitan. Lo normal en los cuentos. También Blancanieves y la Bella Durmiente lo hacen.

Aquí todos creemos en cuentos. Yo el primero que he escrito centenares. Los cuentos tienen muchas virtudes: reconfortan, divierten, enseñan. Lo malo es creérselos de verdad porque los cuentos, como estamos viendo, también pueden ser asesinos. Y detrás está lo de siempre: poder, dominación y explotación. Cuanto más crédulo e ignorante es un pueblo, más manejable. 

Por último, también estoy de acuerdo con el islamismo radical en otra cosa: esta sí es una guerra santa... una en la que los santos mueren. Recordemos si no a las 200 chicas secuestradas en Nigeria por Boko Haram en abril, o a los 132 niños asesinados por talibanes en Pakistán el mes pasado. 

La solución a todo esto es el ateísmo. Como decía Buñuel: "Soy ateo, gracias a Dios".

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