Opinión

Jordan y el Govern

Hace dos meses la ocurrencia del Govern Balear de nombrar asesor de Salud a un tal Jordan Thomas Llamas puso de uñas a todos los tertulianos de España. A los del Canal 13 (de soltera Intereconomía), a los de la Primera, a los de la Cuatro y hasta a los de Telecinco si es que existen. 

Jordan es del PSOE pero la indignación de los comentaristas se debía a que a) el muchacho tiene veinte años y b) no tiene ninguna experiencia. Lógico ¿qué experiencia esperaban que tuviera con veinte añitos? 

La indignación de la ciudadanía era de distinta índole. Y es que Jordan iba a cobrar más de 40.000 euros al año por asesorar al Govern en campañas de prevención online para jóvenes. Ignoro que significa exactamente "prevención online", pero me lo puedo imaginar. Como iban a ser campañas para jóvenes nombrar a un chico de veinte años hasta me parece aceptable. Doy por hecho que el chaval es listo. Y contratar a uno de sesenta para un tema así hubiera resultado absurdo. Ok.

Pero mi atención se centró más en la indignación de políticos y tertulianos televisivos. No la entendí. Lo de que Jordan no tiene experiencia es una broma ¿no? ¿Qué político español de los últimos años tenía experiencia cuando llegó al cargo? ¿Felipe González? ¿Rato? ¿Pujol? ¿De Guindos? ¿Rubalcaba? Creo que ninguno. Así que la verdadera razón debía de ser la otra, la b: que Jordan tiene veinte años. Eso es lo que les fastidiaba. Imaginar que el chaval iba a empezar a robar a los veintiuno y podría comprarse el Ferrari a los veintiséis y el yate a los veintiocho. Así pronto andaría paseándose descapotado por Puerto Portals, ligando con las o los turistas a una edad temprana y con una pinta decente, y no gordo, canoso y feo que es a lo que están acostumbrados nuestros políticos desde siempre. 

A mayores, dado su nombre y apellidos supongo que Jordan habla un perfecto inglés. Lo que le resultaría, pensarían sus críticos, de gran utilidad en el futuro tanto en las instituciones europeas como en esos paraísos fiscales que veneran la lengua de Shakespeare y Washington tanto como los papelitos en que aparecen las efigies de esos dos grandes hombres.

Pero Jordan sorprendió a todos dimitiendo, con una carta en la que reconocía públicamente que el sueldo era excesivo dada su edad y formación y sobre todo excesivo ante las dificultades que pasan tantos españoles para llegar a fin de mes. Incluso apuntaba que hubiera sido mejor que en lugar de asesor lo hubieran contratado como simple colaborador, con un sueldo más bajo, más acorde con él.

¡Vaya! El chico resultó ser lo contrario de lo que decían. La carta no tiene desperdicio. Léanla. Ojalá que pudiéramos leer más cartas así de otros políticos nuestros que pasan largamente de los veinte. Pero ¡ah! eso no. No fastidies tío, que tengo que pagarme el Moët y el putiferio. Ya.

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