Opinión

Lluis Llach

Lluis Llach, al que los de mi generación adoramos en los setenta por canciones como L'Estaca y otras, pero sobre todo y especialmente por su disco Viatge a Itaca, se ha convertido en político. Uno más (y no lo digo con segundas). 

Pasar de músico a político a mí me parece una catástrofe, pero cada uno hace lo que quiere. Una vez a un torero, creo que Juan Belmonte, le preguntaron cómo un banderillero suyo había llegado a gobernador civil y contestó: degenerando.

En los noventa mi ex y yo descubrimos un día en Lavinia, una tienda de vinos de Madrid, el vino de Lluis Llach que tiene una bodega en el Priorato. Un vino que a mí no me gustó, aunque como buen catalán tenía un "disseny" de etiqueta moderno y precioso. Actualmente Lluis Llach es diputado en el parlamento catalán por Junts pel Sí.

Cuando lo veo en los telediarios con su gorrito de lana, tan majo él, prefiero recordarlo cantando el Viatge a Ítaca. Me gusta más. O la que a mi juicio fue su mejor canción: El Bandoler. ¿La recuerdan? La letra era un diálogo entre El Bandoler, un asesino sin escrúpulos, y su víctima. Hay una versión preciosa que Lluis canta a medias con Feliu Ventura. Dice así, más o menos: 

"Era el segle XIX / i amb al nom de Joan Serra / es coneix un bandoler / per a tothom La Pera. / Li agradava la sang / i el xiprer encara recorda / tants gemecs que allà han pregat: pietat, pietat! / –No em mateu! / que tinc dos fils i una esposa / us daré tot mon diner / però no em claveu eixa daga. / No em mateu / us demano per ma mare! / –Reseu l'ultim Crec en Déu. / –Pietat, pietat!"
Para los aznares que hablan catalán en la intimidad, que los hay y muy escondidos, aquí va traducida:

"Era el siglo XIX / y con el nombre de Joan Serra / fue conocido un bandolero / apodado La Pera. / Le gustaba la sangre / y el ciprés aun recuerda / los gritos que allí rogaron ¡piedad, piedad! / –No me matéis / tengo dos hijos y una esposa / os daré todo mi dinero / pero no me clavéis esa daga, / no me matéis / ¡os lo ruego por mi madre! / –Reza tu último Credo. / –¡Piedad, piedad!"

O sea, que Lluis Llach era emocionante, genial. Un poeta. Hoy se ha vuelto un político con gorrito de lana, que pa eso es un moderno el tío.

Al verlo por la tele últimamente he vuelto a escuchar sus canciones con nostalgia. Pasar de artista brillante a bodeguero ya resulta desolador, pero después pasar a político es trágico. En fin, no te preocupes Lluis, cuando llegue el momento si llega, yo mismo "resaré una pregâria / davant la Verge del Carme / i que dos ciris tinguin flama..." Por ti.

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