No, el título de este artículo no es el de una novelita juvenil de Enid Blyton en plan "Los Cinco en la isla Kirrin". Pero pensemos. ¿Y si los delincuentes de La Manada cumplieran sus nueve años sin salir ni siquiera a fumar un pitillo ni unos minutos? ¿Y si además no se le restaran los dos años que ya llevan en prisión provisional? Serían once. Que levanten la mano aquellos a los que les parecería mal.
A mí once años de prisión por lo que hicieron me parecería bien. Esos tipos tienen treinta así que saldrían de la trena con cuarenta y tantos. Me parecería razonable, pero yo no estoy aquí para poner en duda sentencias judiciales que me asquean. No soy jurista. Solo estoy aquí para opinar.
Y opino. El mismo día que salió la sentencia de La Manada condenaron a Bill Cosby en EEUU a treinta años de cárcel por tres violaciones. O sea, a diez años por cada violación. En esos días yo mismo y todos leímos artículos ensalzando lo apropiado de la condena al actor americano en comparación con la de La Manada.
¡Vaya! Que yo sepa dejando aparte películas preciosas con Henry Fonda de protagonista que me encantan, el sistema judicial americano es lo peor del mundo. Nadie tiene más inocentes que hayan pasado por la silla eléctrica como ellos. O que vayan a pasar mañana porque están en el corredor de la muerte, siendo inocentes repito.
Yo puestos así casi preferiría que me juzgaran en Iraq o Afganistán. No me fío. Y ya digo que me encantan todas esas películas como “Doce hombres sin piedad”, “Un buen hombre”, “Matar a un ruiseñor”, “Anatomía de un asesinato”, etc. Pero solo son películas. Nada más.
La fiscalía recurrió en su momento y estuvo bien que lo hiciera porque la sentencia nos avergonzaba a todos, y porque, independientemente del voto en contra de aquel ¿juez?, la sentencia firmada por los otros dos ni siquiera reconoció la violación y la llamó abuso.
¿Abuso? Ya me gustaría a mí verlos a ellos, siendo chicas, en un cuartito de tres por dos con cinco tíos cachas borrachos como cubas, que te duplican en peso y están salidos como monos.
A mí los nueve años, once contando los de la preventiva si no se los restaran, me parecerían bien si los cumplieran. Pero si se iban a apuntar a un taller de marquetería o a unas clases de cocina en la cárcel y por buena conducta al año siguiente empezaran a salir los fines de semana, entonces ya no me parecería bien.
Eso sí, siempre se puede mejorar. Ahora los cinco salen a la calle solo con la prohibición de entrar en la Comunidad de Madrid, lo que en la práctica significa que es la víctima la que no puede salir de allí, de Madrid. ¿Esos magistrados son jueces o simplemente son imbéciles? Me pregunto quién les habrá dado el título.
