Opinión

Luis Enrique Martínez

El académico de la lengua Luis Enrique Martínez que como todos ustedes saben ocupa el sillón E de la Academia, o sea Entrenador de fútbol, ha declarado recientemente en una entrevista que "los catalanes son la hostia, y están muy adelantados a lo que es España en general".

A mí lo de "los catalanes son la hostia" no me sorprende. Siempre lo he sabido. Lo que sí me sorprende es lo de "España en general". Esto es nuevo. No sé muy bien lo que significa España en general. Un concepto novedoso que supongo integra a un paisano de la Línea de la Concepción, con uno de Toledo y con otro de Cambados en una especie de melting pot hispano ultramoderno. Me imagino que a los independentistas catalanes les encantará la frase ya que deja por una parte a un lado a los catalanes y por otra a todos los demás lleven chapela, falda de faralaes o toquen la gaita. No sé. No me parece mal. A fin de cuentas yo estaría, creo, en el grupo de los que tocan la gaita. Lo prefiero a llevar barretina.

Yo tuve un jefe en Nueva York, ya fallecido, que fue uno de los grandes diseñadores gráficos del siglo XX, Massimo Vignelli. Massimo fue el autor de la imagen corporativa y señalización de los metros de Washington, Nueva York, la estación Termini de Roma o el aeropuerto Charles de Gaulle de París, el Moma, AmericanAirlines y Bloomingdales. Eso para que se hagan ustedes una idea. 

En 1976 el ayuntamiento de Nueva York le encargó a Massimo un cartel para celebrar el bicentenario de los Estados Unidos. Massimo hizo una gran bandera americana con fragmentos (tiras rotas a mano) de periódicos que se publican en Nueva York en todos los idiomas: inglés, ruso, turco, armenio, chino, griego, español, etc., como un reflejo de la diversidad cultural de la ciudad. La bandera, una preciosidad, es como un cuadro de Jasper Johns pero en blanco y negro, y cuando Massimo presentó el trabajo en el ayuntamiento de Nueva York solo recibió felicitaciones y aplausos de todo el mundo. 

Unos días después lo llamó por teléfono un funcionario para decirle que el trabajo estaba aprobado y a todos les había gustado mucho, pero que tenía que repetirlo... ahora con buenas noticias. Las tiras de papel que había empleado Massimo de periódicos reales de Nueva York tenían noticias de todas clases, a menudo de asesinatos, robos, etc. Y si las examinabas de cerca podías leerlas. Ante dicha sugerencia Massimo declinó seguir con el trabajo y colgó la bandera tal cual en su despacho, para tener siempre presente la estupidez de los políticos.

Tal vez el señor Luis Enrique Martínez tenga razón, puede, pero esta sociedad la hacemos todos: los vagos andaluces, los falsos gallegos, los idiotas vascos, los maleantes valencianos, los ridículos asturianos, los secos castellanos y ¿por qué no? los catalanes que son la hostia. Eso es el melting pot.

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