Opinión

Memorias de África

Memorias de África” es un precioso libro autobiográfico de la escritora danesa Isak Dinesen. Cuando lo leí, hace años, tardé meses en hacerlo porque no podía pasar de la primera línea: "Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas Ngong." La frase era tan evocadora que tenía que cerrar el libro y dejar volar la imaginación durante un rato. Después, cuando lo retomaba para volver a empezar me volvía a ocurrir lo mismo.

Lo sorprendente resultó que aquello no me pasaba solo a mí. También a un gran amigo mío, el pintor Ángel Cerviño. Un día llegué a su casa y vi el libro sobre la mesa del salón.

– ¡Vaya! ¿Estás leyendo “Memorias de África”? –pregunté.

– Sí, pero no consigo pasar de la primera frase –contestó él lacónicamente.

Lo entendí.

Aparte, para los poco lectores hay una premiadísima y buena película "Memorias de África" de Sidney Pollack, protagonizada por Meryl Streep y Robert Redford.

No he estado nunca en África. No sé por qué ejerce tanta fascinación en nosotros, occidentales, europeos, blancos. El número de personas interesantes que fueron a África y se quedaron allí para siempre es incontable. Como la propia Isak Dinesen por ejemplo, o el fotógrafo neoyorquino Peter Beard entre otros.

Hablando de fotógrafos, como yo lo fui un tiempo me gusta el tema, uno de moda actual, Herb Ritts, tiene un libro maravilloso de fotografías de África en blanco y negro. Se titula precisamente "África". Me lo regaló alguien una vez. En la última página hay una frase que explica esa fascinación de la que hablaba. Dice así: "Ojalá que las gentes, las criaturas y las tierras de África nunca pierdan el poder de inspirar al resto de la humanidad sobre la Tierra."

“Memorias de África” se desarrolla en Kenya, cerca de Nairobi. Los de mi generación tenemos un extraño cariño por África, y por Kenya en particular. Tal vez por su naturaleza que nos fascinó desde niños. Puede que por sus corredores de fondo y maratonistas, los mejores del mundo, que nos asombraron en los 60. O puede que por aquella escena preciosa de las olimpiadas del 68 en la que Tommie Smith y John Carlos, medallistas de los 200 metros aunque no eran keniatas, en lo alto del pódium y mientras sonaba el himno americano levantaron el puño enguantado de negro símbolo del Black Power.

Hoy en África hay un montón de tipos que se dedican sistemáticamente a atacar por la calle a chicas con minifalda o vestidas con ropa que ellos consideran provocativa. Sorprendente y contradictoriamente los ataques consisten en arrancarle la ropa a la víctima. Para colmo cuando juzgan a los agresores siempre los absuelven. Hoy África es así.

Los europeos invadimos África una vez en busca de sus riquezas. Tal vez sea hora de devolver a los africanos lo que nos dieron ellos, oro y diamantes. Pero ahora que sean oro y diamantes de verdad: cordura. ¿A qué estaremos esperando?

Te puede interesar