Opinión

Un monólogo

Habrá un millón de personas aquí, en este país, que se asombrarán, ofenderán y horrorizarán ante vuestra unión y tendréis que afrontar eso tal vez durante el resto de vuestra vida. Pero debéis ignorar a esos pobres diablos o compadecerlos, porque son esclavos de sus prejuicios, fanatismos, ciegos odios y estúpidos miedos. Y cuando llegue el caso debéis uniros el uno al otro estrechamente, desafiando a esos mentecatos.

Cualquiera podría poner un montón de objeciones a vuestro matrimonio pero la respuesta a eso es tan sencilla que no se atreverán a hacerlo. Sois dos seres maravillosos que os habéis enamorado. En tales circunstancias no importa lo que se diga contra la celebración de vuestra boda. Sólo habría una cosa peor y sería que sabiendo como sois, sabiendo como pensáis y sabiendo cómo os queréis, esa boda no se celebrase."

El monólogo, uno de los inolvidables de la historia del cine, es de Spencer Tracy al final de la preciosa "Adivina quién viene esta noche" de Stanley Kramer. Tracy hace ese discurso a propósito de la inminente boda de su hija blanca (Katharine Houghton) con su novio negro (Sidney Poitier). Fue su última interpretación junto a Katharine Hepburn, pues Tracy moriría diez días después sin llegar a ver la película terminada.

En la transcripción me he limitado a suprimir en esta frase lo marcado con cursiva: "Sois dos seres maravillosos que os habéis enamorado y que en definitiva tenéis un problema de pigmentación." Negros y blancos. ¡Vaya! Eran los sesenta. El problema entonces era la pigmentación. Hoy para algunos parece ser otro, la orientación sexual, aunque la situación resulte similar y el discurso de Tracy nos sirva igual.

Hace tiempo escribí aquí un artículo titulado "Irlanda gana la Eurocopa", sobre la entereza de los aficionados irlandeses que en el España-Irlanda de la Eurocopa 2012 perdiendo cuatro a cero no dejaron de cantar durante todo el partido, entre lágrimas, para animar a su equipo. A mi juicio la semana pasada Irlanda volvió a ganar la Eurocopa.

Solo quienes anteponen otras cosas al corazón ignoran que la clave del monólogo de Tracy está en la frase "sois dos seres maravillosos que os habéis enamorado". Y si dos están enamorados ¿quién querría entrometerse?

Me intriga que a tantos les resulte tan oscuro este asunto. ¿No ven bien? Me recuerdan aquello de me han dicho que hay gente que no cree en las hadas; solo puedo pensar que esas personas están mal... de la vista.

Yo no me casaría con un tipo, creo. Pero tengo unos cuantos amigos gays y sinceramente: no son buenos, son mejores. Son ángeles que perdieron las alas un día. No sé cómo fue pero sé que fue así. Cuando los abrazo y rozo sus omóplatos con mis dedos sé que allí hubo un bonito par de alas blancas una vez. ¿Quién puede discutirles el derecho a vivir como quieran? Yo no. Prefiero ser Spencer Tracy, aunque no llegue a ver nunca la película terminada.

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