Opinión

Moros y cristianos

Este año en los "Moros y Cristianos" de Alcoy causó cierta polémica la foto de un beso. Un beso gay. Uno entre un moro y un cristiano. La Vanguardia y otros medios de papel y digitales se hicieron eco de ello publicando la foto en cuestión: una pareja de moro y cristiano barbudos, modernos, un poco "hipsters", besándose apasionadamente. ¡Vaya! Ya era hora de que moros y cristianos se entendieran después de tantos siglos, pensé yo al verla.

Que almogávares y almorávides estaban hechos los unos para los otros se venía venir. Ya nos lo contaron en el bachillerato, aunque la narración de la escuela franquista entonces no nos diera muchas pistas a los chavales al respecto. Pero bastaba leer la historia con un poco de atención para entenderlo. Almogávar y almorávide son palabras árabes y tanto unos como otros eran fuerzas militares de choque, cristianas las primeras, musulmanas las segundas. Lo raro era que no acabaran de encontrarse nunca.

Las fiestas de moros y cristianos son comunes en abril y mayo en toda España, especialmente en el sur. Las más famosas son las de Alcoy. En la Comunidad Valenciana son muy aficionados a esas cosas y salen todos a la calle, familias enteras tocando las dulzainas, los tambores y esos instrumentos malditos y ruidosos que tanto gustan a los valencianos. Yo tengo un gran amigo valenciano que tiene un hijo intérprete de dulzaina. A veces me habla de él. Sus comentarios entremezclan el orgullo de un padre por su hijo músico, con el sufrimiento que le provoca el sonido de la dulzaina constantemente en casa. Una vez le sugerí que comprara un aparato inventado por un gallego que sirve para tocar la gaita, la dulzaina u otro instrumento de viento parecido, sin que te oigan los vecinos. Es una especie de "fol" o saco hermético en el que metes el instrumento y tocas allí dentro. Solo te oyes tú. Se vende por internet.

Pero mi amigo tras estudiarlo en la web, me dijo que prefería a su hijo tal cual. Que prefería que tocara al aire libre. Lo entendí. Incluso a mi el invento me parecía algo raro. No me extraña que se le ocurriera a un gallego; yo, si supiera tocar la gaita creo que no lo usaría.

Volviendo al tema inicial, el beso de moro y cristiano como el bonito sonido de una dulzaina me recordó algo. ¿Acaso no éramos todos iguales? ¿O tenemos que traer aquí de nuevo a aquel tipo negro? Ya saben, el que dijo un día frente al monumento a Lincoln (más o menos, va de memoria) esto:

"Cuando repique la libertad y la dejemos resonar libremente en cada granja, en cada aldea, en cada ciudad, en cada estado. Solo entonces blancos y negros, judíos, católicos, protestantes, musulmanes, creyentes y no creyentes podremos unir nuestras manos y anunciar el día en que juntos cantaremos el viejo espiritual negro: libres al fin, Dios todopoderoso, libres al fin.

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