Opinión

Naciones de España

Las declaraciones de Pedro Sánchez, un chico más chulo que un ocho, a propósito del número de naciones de España han suscitado una gran controversia en los medios y las redes sociales. Que si son seis, que si son diez, que si no se sabe cuántas son, en fin. Pues bien, ya que nadie lo dice claramente lo diré yo: el número de naciones de España es infinito. Sí, infinito.

Infinito se escribe con un ocho pequeño tumbado, como si el tipo se estuviera echando la siesta o descansando, el pobre. O sea, más o menos como Pedro Sánchez pero en decúbito supino. Que un número se tire a dormir es raro, pero infinito es así: raro. Ese símbolo con forma de ochito acostado se llama lemniscata y  lo inventó un inglés de Inglaterra, John Wallis, que era matemático y no tiene nada que ver con Wallis Simpson a pesar de su nombre. Ya saben, Wallis Simpson fue aquella duquesa de Windsor que no era de Windsor, sino de un pueblo de Pensilvania (EEUU). Señalo esto para que Pedro Sánchez y sus infinitos seguidores españoles de España no confundan las cosas. Las cosas no son fáciles de entender a la primera y a veces hay que poner mucha atención y estudiarlas a fondo. 

Por ejemplo, yo soy orensano de Orense pero mi padre era pontevedrés de Pontevedra. Esto a primera vista podría parecer contradictorio pero no lo es, el mundo es así y las posibilidades son infinitas. Durante años a mí me tomaron por catalán, aunque vivía en Madrid y había nacido en Galicia. Por eso digo que hay que fijarse mucho y además este asunto de las naciones, nacionalidades, etc., es bastante, bastante complicado. Por ampliar el tema y con el ánimo de clarificar las cosas diré también que yo sin ir más lejos tengo un amigo neoyorquino de Galicia y otro amigo colombiano de Madrid, dos cosas que son al final tan coherentes como lo de mi padre y yo. Por abundar en lo mismo Pedro Sánchez es madrileño pero de Tetuán, y ese Tetuán no es una ciudad marroquí sino un conocido barrio de la capital de España. Es lo que tienen las malditas naciones, que se confunden todas unas con otras y acaban siendo un lío. Y si no pregúntenle a Napoleón, Hitler u otros personajes históricos que nunca llegaron a entender eso y creyeron que todas las naciones eran la misma y que todas eran suyas. 

Por eso llegados a este punto es mejor coger papel y lápiz, dejar la tablet a un lado y tomar notas a mano. Es la única forma de entender semejante berenjenal. Hay que hacer un cuadro sinóptico. Pueden empezar ustedes poniendo arriba de todo un ochito tumbado y a partir de ahí largar flechas en todas direcciones. En algún momento aparecerá Penélope Cruz que es de Alcobendas (Madrid) gritando ¡Pedro, Pedro!, que es de Calzada de Calatrava (Ciudad Real). Ya verán. Es mágico.

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