Dedicado a Pedro Sánchez, Mariano Rajoy, Pablo Iglesias y Albert Rivera, entre otros.
No sé si se han fijado ustedes pero los alemanes no tienen en toda su historia un artista que valga la pena. Durero y poco más. A los españoles en cambio nos salen los artistas por las orejas. Levantamos una piedra y salen diez: Velázquez, Ribera, Goya, Picasso, Miró, el Greco, Sorolla, Dalí, la lista es interminable. Con las mismas en España no hay un maldito filósofo presentable desde Séneca, y ese casi no era español sino romano. En cambio los alemanes tienen a Goethe, Leibniz, Hegel, Heidegger, Kant, Marx, Nietzsche... oootra vez sale una lista interminable. ¡Vaya! ¿Sorpresa? Ah, no. No es ninguna sorpresa. La cosa es así: nosotros damos artistas y ellos dan filósofos. No todos somos iguales. Los cubanos dan músicos, los rusos bailarines, los italianos arquitectos, los ingleses pensadores, los franceses no sé, directores de cine quizá; y los americanos guionistas y actores de Hollywood ¡qué lujo! El asunto es si siendo tan distintos podemos entendernos e intercambiar nuestras capacidades para enriquecernos todos.
Un amigo mío, Bibiano Morón, suele decir en broma y en voz alta "mezclemos nuestros nifs". Lo dice con un tono que no deja lugar a dudas sobre el sentido sexual de la frase, como si dijera "mezclemos nuestros fluidos", pero en realidad se refiere a que mi empresa, que ya no la tengo, y la suya pueden hacer negocios juntas. Así pues, hagámoslos. Es simple.
Como saben muchos que me siguen por estas páginas yo fui un lector loco de "El Señor de los Anillos" de crío, a los 18. Supongo que como era un poco hippie entonces, aunque con diez años de retraso (tenía que haber nacido en California en los cincuenta en lugar de en Ourense en los sesenta), por eso me gustó tanto ese libro. En "El Señor de los Anillos" Tolkien dibuja un mundo fabuloso en el que personajes, seres, razas de lo más distinto se unen en una causa común. No les importan sus diferencias, las aparcan y las dejan a un lado. ¿Qué tendrá que ver un elfo con un enano? Nada. No solo eso, ambas razas se detestan desde tiempo inmemorial, pero Legolas y Gimli, obviando sus culturas y su pasado, son capaces de hacerse amigos. Precisamente apreciando en el otro lo otro, lo diferente.
Nuestros políticos parecen estar imposibilitados para hacer eso. Debe de ser un gen que tienen. No sé. Yo no lo entiendo. Yo me entiendo con los propietarios de mi edificio, y les aseguro a ustedes que algunos son bastante impresentables. Me entiendo con los vecinos de mi barrio, y les aseguro a ustedes que algunos son bastante impresentables. Me entiendo con muchos parientes, y les aseguro a ustedes que algunos son bastante impresentables.
Ah, tal vez es que el impresentable soy yo y aceptar eso sea el principio para entenderse. ¿Es que nuestros políticos no se dan cuenta?
