Opinión

Pacifistas en pie de guerra

Hace poco el gran Gregorio Morán escribió un artículo en El Español que se titulaba "El pacifismo musculado". Léanlo si pueden, les gustará. En él el escritor y columnista asturiano señalaba con agudeza cómo en nuestro día a día político se ha ido instalando un discurso estratégico y verbal que consiste en declararse pacífico... pero por las bravas.

O sea, yo soy muy pacífico, yo soy muy pacífico, yo soy muy pacífico, pero como me lo discuta usted enseguida le saco el AK47, prepárese. Morán lo explica mucho mejor que yo con la siguiente frase: "Son pacíficos mientras tú te callas".

Oriol Junqueras, al que ahora hay que llamar Uriol Llunkeras no sé por qué, es un ejemplo perfecto de ese discurso victimista del qué bueno soy de pollito Calimero. Él, Uriol, es bueno, bueno de verdad. Un buen cristiano que va a misa los domingos y reza todos los días en su celda de la prisión de Estremera. Por cierto que lo de la celda le da además el toque de monje perfecto. Es un curita bondadoso el buen Uriol. Saldrá de la cárcel según ha dicho él "con el puño en alto y la mano tendida a todos", una expresión muy gráfica que a mi me sugiere lo que se suele hacer para matar una mosca, marearla con una mano para darle un palmetazo inesperado con la otra. 
Me pregunto qué clase de oraciones rezará Uriol en su celda, ¿el padre nuestro? "Pare nostre que esteu en Brusselles / sigui santificat el vostre nom / vingui a nosaltres el vostre regne / facis senyor la vostre voluntat / així en la terra catalana com es fa en el cel." No sé. Me da que Uriol puede ser el próximo San Juan de la Cruz pero en payés. Estas navidades le voy a enviar a Estremera el disco "Canciones de amor y celda" de Amancio Prada, que contiene temas preciosos como por ejemplo "Romance del prisionero",

"Partistesos mis amores" o "No te tardes que me muero, carcelero".
Aunque si he de confesarlo (como ven seguimos con el asunto religioso-espiritual-personal no sé) mi tema favorito de ese álbum es "Y te enviaré mi canción",  una preciosa versión maravillosamente interpretada y cantada por Amancio Prada de un poema de Antonio Machado. Ignoro si a Uriol, Oriol, Ariol o como sea que se llame ahora le gustará. Dado que Machado era de Sevilla a lo peor no le gusta, vaya usted a saber. Dice así: "Y te enviaré mi canción, / se canta lo que se pierde, / con un papagayo verde / que la diga en tu balcón".

Yo soy pacífico, muy pacífico, muy pacífico y bueno, se lo aseguro a ustedes. ¡Uau! Si seguimos por esta vía, en lugar de un episodio del pollito Calimero esto va a acabar convirtiéndose en el inicio de La familia de Pascual Duarte, "Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo."

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