Opinión

Pájaros

Pájaros. ¿A quién le interesan? A nadie. A mí sí. Durante años fui un loco de los pájaros. Llevaba siempre unos prismáticos en el coche y a la mínima, en cuanto aparecía un pájaro en el cielo, detenía el coche, sacaba los prismáticos y me ponía a mirar. A los ingleses les encanta eso, el "bird-watching". También les encanta ver trenes en las estaciones "train-watching" y otras cosas que no voy a mencionar aquí... los ingleses son muy de mirar.
Quienes nunca se han dedicado a la observación de pájaros ignoran la increíble emoción que se experimenta cuando identificas a uno raro. Mi ex incluso me regalaba reclamos de pájaros por mis cumpleaños. Uno muy divertido imita a la perfección y con una potente sonoridad a una bandada de estorninos. Si lo hago sonar en casa mis vecinos entran todos en trance.
El caso es que tengo una plaza de garaje alquilada a un íntimo amigo. El otro día quedamos para que me pagara como cada principio de mes, y tomamos una caña. Le pregunté por su hija que se llama Clara y a la que conozco desde que era un bebé. Los que no tenemos hijos solemos tomar a los de ciertos amigos por nuestros ahijados, aunque no seamos los padrinos.
Clara es bióloga. Y se ha especializado de alguna manera en ilustración. Ilustración artística. Dibuja pájaros y animales maravillosamente. Mi bilbioteca está llena de libros y guías de pájaros y animales ya que me gusta mucho el tema. Especialmente las típicas e increíblemente útiles guías de campo, generalmente ilustradas la mayoría por ilustradores ingleses y nórdicos ante los que hay que quitarse el sombrero. Los amantes de esas cosas sabemos perfectamente que para un aficionado que quiera aprender a reconocer pájaros, un libro de fotografías resulta inútil. Tienen que ser ilustraciones. Pues el ilustrador sí que capta al pájaro precisamente en su pose y actitud más común, en la que con toda probabilidad lo veremos en vivo. Destaca sus características principales y hace una interpretación del color, plumaje, etcétera, que resultará perfecta cuando lo tengamos delante. Yo, que fui fotógrafo, entiendo la inutilidad de la fotografía para ese propósito y la superioridad de la ilustración. Lo mismo les ocurre a los médicos con la anatomía, por ejemplo.
Clara vive en Barcelona. Se gana la vida más o menos pintando ilustraciones de la Ciudad Condal, que vende en tiendas turísticas o de arte. "Vete a verla en internet", me dijo su padre. Y lo hice. La chica tiene una página en Facebook en la que muestra sus fabulosas ilustraciones. Es una artista increíble. Como mi amigo es pintor, después de ver el trabajo de Clara le envié un correo: "Muchacho, la artista es ella, no tú." A lo que me contestó de inmediato: "Hombre claro, ese era el secreto".
Reconforta ver que en este tiempo de automatismos y refinamiento tecnológico, una aparentemente simple ilustración hecha por una muchacha, siga teniendo tanto poder y encanto.

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