Opinión

Pitbulls

Supongo que habrán visto ustedes las imágenes de ese pitbull calvo y sin bozal, que lideraba una jauría de otros cinco pitbulls en un pueblecito del Reino Unido y que entre todos agredieron a varios viandantes. La historia se repitió esta semana en España con un "presa canario" y su dueño, con el agravante de que en este caso el "presa canario" era el dueño.

Lógicamente en las primeras líneas me refería al pitbull bípedo, los otros cinco eran cuadrúpedos de los cuales dos fueron abatidos por disparos de la policía, fue una pena que algún disparo perdido no abatiera también al bípedo. Puede sonar fuerte decir esto pero quizá estoy bromeando, como cuando Mark Twain dijo de Jane Austen: "fue una lástima que la dejaran morir de muerte natural". Vale, perdón, sé que no es lo mismo. Me disculpo.

A mí me encantan los perros, tuve varios de niño y siempre que me encuentro con uno, grande o pequeño, conocido o desconocido, le hago una caricia y le rasco las orejas. Nunca he tenido una mala experiencia con eso. Claro que si es un pitbull sin bozal no lo hago. El perro no tiene la culpa pero sería como saludar a un neonazi que tiene un bate de béisbol en la mano. 

Los perros suelen ser más amistosos y mejores de lo que pensamos. Algunos pueden recorrer cientos de kilómetros por una idea, otros salvan a un bebé de un incendio como valientes bomberos, otros se quedan a vivir para siempre en la tumba de su dueño y otros, cuando su dueño desaparece renuncian a comer.

Cuando yo era crío si un perro atacaba a un niño se lo liquidaba de inmediato. Y a mi que tuve varios y los quise mucho claro está, nunca me pareció mal eso. Era lo lógico. Supongo que es un razonamiento infantil natural si te educan así. 

En una de mis películas y novela favoritas, "Matar un ruiseñor", hay una escena en la que en las calles del pueblo aparece un perro rabioso y loco. Entones Atticus (en la película Gregory Peck) mata al perro con una escopeta demostrando una puntería y sangre fría que asombra a sus hijos que ignoraban que su padre, el circunspecto, serio y tranquilo abogado fuera tan buen tirador. En realidad era el mejor tirador del Estado.

Los perros hoy no tienen nada que ver con los que tuve yo de niño, una perrita sin raza, un ratonero y una dálmata. Y tampoco tiene nada que ver como los cuidábamos entonces con como se hace hoy. Los perros hoy son parte de la familia. Pero hay familias de todo tipo, también familias neonazis no lo olvidemos. Como la de ese pitbull inglés y calvo que como pudimos ver cuando lo detuvo la policía se echó a llorar desconsoladamente. Normal, acababan de matar a dos hermanos suyos. Dos hermanos a los que el bípedo había instruido a conciencia para que fueran tan asesinos como él.

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