Opinión

El poder desgasta

El poder desgasta a quien no lo tiene" es una de tantas frases famosas de "El Padrino", ese impresionante fresco cinematográfico y literario de casi nueve horas de duración que dejó grabado para siempre en nuestras retinas y en nuestra memoria Francis Ford Coppola una vez, hace años. La frase pertenece a la tercera parte y se la susurra al oido un asesino a su víctima un instante antes de clavarle salvajemente en el cuello sus propias gafas, las gafas de la víctima quiero decir.

Tal como yo lo he visto siempre, lo que hicieron Coppola y Mario Puzo con esa película fue regalarnos una majestuosa obra de Shakespeare reconvertida a un lenguaje insólito y actual. Todos los personajes de "El Padrino" viven una historia atormentada en la que sin saberlo son simples muñecos de guiñol movidos por los inesperados hilos del destino, aunque todos se crean, equivocada y trágicamente, dueños y señores de su propio destino.

En "El Padrino", una historia brutal de violencia y muertes terribles solo hay una muerte normal, la del propio "Padrino", don Vito Corleone interpretado por Marlon Brando, que muere anciano de un ataque al corazón mientras juega feliz con su nieto en la huerta de casa.

Otra frase fantástica de ese tríptico genial está en la primera parte, en un diálogo entre Michael Corleone (Al Pacino) y Kay (Diane Keaton), cuando se reencuentran tras el regreso de Michael de Sicilia y él le habla a ella un poco como disculpando a su padre.

MICHAEL: Mi padre es un hombre poderoso y como tantos hombres poderosos, senadores, presidentes, es responsable de otros muchos. 
KAY: ¡Michael! No seas ingenuo. Los senadores y presidentes no matan a nadie.
MICHAEL (displicente): Kay ¿quién es el ingenuo ahora?

"El Padrino" está lleno de guiños al espectador. En el guión y en la imagen. Inteligentes, reflexivos, agudos, inesperados, sorprendentes. Como el de las naranjas, por ejemplo, uno visual. En "El Padrino" siempre que se va a producir una muerte o un crimen, unos segundos antes aparecen en la pantalla naranjas, bien porque un personaje come una o compra un kilo en un mercadillo; o bien porque alguien se toma un zumo, o se ve en segundo plano una fuente llena de ellas. ¿Por qué las pondría Coppola siempre ahí? Él nunca ha querido explicarlo, aunque se lo han preguntado muchas veces. Quizá solo sea una referencia siciliana, o el típico recurso cinematográfico parecido a los Macguffin de Hitchcock. Quién sabe. Naranjas.

"El poder corrompe" es una frase tópica. Puzo y Coppola decidieron decir otra cosa: "El poder desgasta a quién no lo tiene". Tal vez por eso nuestros políticos hoy, en España, son incapaces de llegar a ningún acuerdo, porque cada uno quiere tener el poder solo para sí. Quizá piensan que si lo tienen se convertirán en Angelina Jolie de la noche a la mañana. La verdad es que, y supongo que esto será algo bastante generacional, yo prefiero a Diane Keaton.

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