Opinión

El puro de Groucho

Normalmente las recomendaciones de la OMS son de lo más acertado, y saludable, para eso están ahí. No seré yo quién las discuta. Pero una sí. La de sugerir a gobiernos, instituciones, etc., que las películas en las que aparece gente fumando sean calificadas como "no recomendadas" a menores. La iniciativa se llama "Tobacco-Free" y se basa en que según la OMS esas películas inducen a los menores a fumar. Claro que las películas inducen a los jóvenes a fumar casi tanto como a pisar el acelerador en el coche; y en el mundo causan más muertes los accidentes de tráfico que el tabaco.

Vale, fumar es malísimo, que me lo digan a mí o a cualquier fumador. Pero sinceramente la idea me parece descabellada y creo que tendría exactamente el efecto contrario. Cuando esos niños que no habrán visto ni la película "Casablanca" ni un cigarrillo en la pantalla en su vida (aunque sí los habrán visto en la calle o en casa) lleguen a la mayoría de edad y puedan soñar por fin con Humphrey Bogart, Marlon Brando, Cary Grant, Lauren Bacall, James Dean, Rita Hayworth, Audrey Hepburn, Paul Newman, Marlene Dietrich, Uma Thurman, Sharon Stone, Sean Connery y una interminable lista de personajes parecidos, entonces se pondrán a fumar todos como locos desatados.

Por suerte en países como el nuestro ya pasó a la historia calificar como "no recomendada" cualquier película con una mínima escena de sexo, cuando mandaba la censura. Entonces en la pantalla podían producirse quince asesinatos por minuto o cosas peores, que a los censores eso les importaba un rábano. Los asesinatos al niño no le afectan, pensarían ellos. Lo malo son los besos. Pues a mí esto me suena igual.

Yo creo que hay que hacer campañas anti tabaco; presionar a las industrias tabaqueras y ponerles toda clase de trabas; educar a los chavales para que sean conscientes de lo malo que es fumar. Todo eso. Ok. Pero a mí esta recomendación ha hecho que me acordara de otra cosa, de un ciclo de películas de los Hermanos Marx que pusieron en TVE cuando yo tenía catorce años. Cada sábado ponían una. "Sopa de ganso", "Una noche en la Ópera", "Un día en las Carreras", "Los Hermanos Marx en el Oeste",... en fin. Así que todos los sábados por la tarde estábamos mis amigos, yo, y los niños de media España, delante de la tele desternillándonos con aquel señor de cejas y bigotón, cayéndonos del sofá y rodando por el suelo a carcajada limpia durante una hora inolvidable.

Para mí lo malo de la ocurrencia de la OMS es que los chavales se perderán miles de cosas geniales. Como al irrepetible Groucho en una de aquellas delirantes escenas, esta:

–¿Pero, cómo ha llegado usted a tener veinte hijos en su matrimonio?

–Amo a mi marido.

–Ya, yo también amo a mi puro pero de vez en cuando me lo saco de la boca.

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