Opinión

Qué culpa tiene el tomate

Cuanto más leo los periódicos (en realidad yo casi no leo los periódicos), o veo los telediarios (en realidad yo no veo los telediarios), o me trago miles de noticias por internet o estupideces de toda clase en las redes sociales (tampoco hago eso), más me confirmo en mis creencias más antiguas, infantiles o adolescentes, que me resultan las más razonables al final.

No creo en la política, ni en el procés catalán, ni en los datos del paro o del empleo me los cuente Montoro, o el CIS con perdón. Tampoco en la información de los medios de comunicación sean los que sean y trate de lo que trate, ni en casi nada de lo que se suele ver hoy. No sé si a ustedes les pasa lo mismo. 

Yo ya solo creo en mi cachorrito chihuahua Atticus, cuyo amor es incondicional y sin reservas. Atticus seguiría adorándome aunque yo fuera la reencarnación de Annibal Lecter y me dedicara a asesinar y devorar inocentes por ahí, y eso sí que es increíble. Y también creo en algunos amigos, en algunas novelas, en algunos poemas y en ciertas canciones ya pasadas de moda. Por ejemplo una canción esta que es, creo recordar, de Quilapayún:

 "Qué culpa tiene el tomate / que está tranquilo en la mata / si viene un hijo de puta / y lo mete en una lata / y lo manda pá Caracas."

Y recordando a Quilapayún y a grupos o cantantes parecidos como Violeta Parra y otros, otra canción preciosa de ellos a pesar del mal pero necesario lenguaje es esta, que viene a cuento a propósito de la última visita del Papa Francisco a Chile:

 "Qué dirá el Santo Padre que vive en Roma / que le están degollando a su paloma. / Mire como nos hablan del Paraíso / cuando nos llueven balas como granizo."

 Yo hace años que no leo poesía. Leí mucha de chaval y me gustaba pero dejé de hacerlo hace tiempo. Perdí la capacidad de disfrutarla, no sé por qué. Perdí ese "click" mental que te hace sumergirte en la lectura de un poema. Lo mismo me pasó con los comics, ya no me enganchan. Y en cuanto a la poesía ahora solo leo a mi amigo Juan Seoane y eso porque es amigo. Pero en los textos folk de los setenta se encierra a mi parecer alguna de la mejor poesía española de nuestro siglo. Claro que al final las canciones no sirven de mucho:

 "Te recuerdo Amanda / la calle mojada / corriendo a la fábrica donde trabajaba Manuel. / La sonrisa ancha, la lluvia en el pelo / no importaba nada, ibas a encontrarte con él. / Son cinco minutos / la vida es eterna en cinco minutos / suenan las sirenas de vuelta al trabajo y tú caminando lo iluminas todo / los cinco minutos te hacen florecer."

 Y digo yo entonces: ¿qué culpa tiene el tomate?

Te puede interesar