Opinión

Rebeldes del Swing

Ya escribí aquí un artículo hace tiempo en el que hablaba de la canción "Happy" de Pharrell Williams, famosa hasta el punto de que incluso la ONU la eligió el pasado 20 de marzo como canción oficial del "Día Internacional de la Felicidad". Y la canción no ha dejado de estar de moda desde entonces. Es una preciosidad y es imposible no dejarse arrastrar por ella y bailarla en cuanto empieza a sonar.

Como sabrán ustedes el video original de Pharrell Williams dio lugar a la producción de cientos, quizá miles de videos por internet más o menos trabajados o improvisados, con gente bailando la canción por todo el mundo. Yo mismo tengo unos amigos que hicieron uno muy bonito las pasadas navidades.

Pues bien, seis chicos y chicas iraníes que habían sido detenidos por subir a Youtube un vídeo así en el que bailaban la canción por las calles de Teherán, fueron condenados el otro día a seis meses de cárcel y 91 latigazos cada uno. Para una de las chicas además la pena de cárcel fue no de seis meses sino de un año. Solo por bailar.

Resulta sorprendente esta proliferación mundial de tipos a los que les parece que cuestiones tan intrascendentes como bailar o enseñar la barbilla o un hombro merezcan penas terribles, en muchos casos de muerte. Pero quizá es que no lo estemos entendiendo bien. Quizá bailar o enseñar el hombro no sea tan intrascendente. Quizá sea lo importante. Tal vez se pueda ganar una guerra (o perderla) enseñando el hombro o la pantorrilla. ¿Quién sabe? La danza es liberadora y al poder le aterroriza ver que los oprimidos se liberan.

Hay una bonita película de Thomas Carter de hace unos años titulada "Rebeldes del Swing", en la que se cuenta la historia de los llamados "Swing Kids" en la Alemania nazi. Los Swing Kids eran chicos y chicas alemanes enamorados del jazz, de la música y de la estética inglesa y americana. Se vestían al estilo inglés y se reunían para oír jazz y bailar. Estamos hablando del año cuarenta. A los nazis de pronto los chicos swing empezaron a parecerles peligrosos, antisistema diríamos hoy, así que los persiguieron, los detuvieron, cerraron sus clubs y acabaron por recluirlos en campos de concentración junto a judíos, comunistas, gitanos, anarquistas y lo demás. Los nazis perseguían todo lo que se movía, fuera lo que fuera. Seguramente porque todo los aterrorizaba. Se sabe de más de trescientos chicos swing que murieron en campos de exterminio. Otra vez solo por bailar.

Hoy de nuevo hay nazis por todas partes: los hay como los que he citado arriba en Irán, los hay también en Iraq, en Siria, en África, en Rusia, en los Estados Unidos... incluso los hay en Europa. Aquí mismo. Al ladito de nosotros. Pero al igual que aquellos de los años cuarenta, también estos están locos si creen que pueden acabar así como así... con la música.

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