Opinión

Rufián Gabriel

Gabriel Rufián es un político que tiene nombre de ángel y apellido de delincuente. Pertenece a Esquerra Republicana de Cataluña y se ha especializado, al igual que Donald Trump, en hablar por Twitter. Hablar por Twitter es muy cómodo porque puedes decir lo que te dé la gana y los demás te contestan con un poco de retraso, segundos, minutos, horas o días. Y es que Twitter no es una conversación, sino un púlpito. Púlpito va acentuado en la "u", porque si no sería una cría de cefalópodo que en Galicia cocido con patatas, bien regado con aceite de oliva, sal gorda y pimentón de La Vera conocemos más que bien. De hecho es mil veces mejor el púlpito que el púlpito.

 A mí el indiscutible éxito de Gabriel Rufián en las redes sociales me resulta incomprensible, quizá porque también yo soy un poco cefalópodo, o sea que tengo los pies en la cabeza. El chico ni es Ricky Martin, ni Jonathan Brown, admirable hispanista por poner un ejemplo diferente, ni Cristiano Ronaldo, ni Shakira. Será que estoy fuera de onda pero cada vez que leo uno de sus tweets no entiendo por qué tanta gente lo retwitea. Sus tweets siempre son bobadas y no tienen ninguna gracia, ningún interés y tampoco ninguna chispa. La única razón que puedo intuir para este hecho sorprendente es que en España hay un montón de gente boba y supongo que a los bobos les encantan las bobadas. Internet y la realidad son así.

  Lo mejor de Gabriel Rufián es primero que es un chico bien vestido, elegante y atildado, con la barba y el bigote perfectamente recortados como si se los hubiera hecho con regla y tiralíneas. Dado que yo mismo llevé la barba y el bigote también así durante años, perfectamente recortados (ahora solo lo hago cada cinco o seis días por pereza), sé el tiempo que hay que dedicarle a eso todas las mañanas: mucho. Lo segundo mejor de este muchacho medio catalán es que pertenece a ese extraño grupo que se autodenomina "castellanohablantes por la independencia de Cataluña", que es algo así como ser ateo y apoyar al ISIS.

 La verdad es que en el fondo Gabriel Rufián me gusta y me cae bien. Será por su apellido o porque me ha escrito este artículo y me ha ahorrado un poco de trabajo. Tal como reseña el "Tesoro de Villanos" de María Inés Chamorro, un precioso diccionario de germanía de los siglos XVI y XVII rufián significa 1-Chulo que trae mujeres para ganar con ellas y riñe sus pendencias (según Covarrubias). 2-Ayudante en el garito (según Quevedo). Y en plural 3-Pagotes y mandiles al servicio de una señora que la guardan y acuden, o administradores y amparo de las mujeres públicas (también según Quevedo). Así que Rufián que se llama de nombre Gabriel quizá sea un arcángel que ha venido a este mundo desde el cielo para enseñarnos literatura a través de Twitter. ¿Quién sabe?

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