Opinión

Tabarnia vs Rouzós

Tabarnia se ha puesto de moda últimamente, al igual que se ponen de moda cada tantos años los bombachos, las asimetrías, el cuello cisne o lo que toque. Todo son ciclos. Yo pienso en Tabarnia como república independiente y se me viene a la cabeza Rouzós de Abaixo, que también tiene derecho a ser independiente ¡qué demonios! Claro que la diferencia es que Rouzós de Abaixo existe y Tabarnia no. Tabarnia es solo un invento de la imaginación. Borges solía decir que la imaginación en realidad es la memoria pues el hombre no hubiera podido inventar la sirena sin la memoria, o sea sin recordar a la mujer y al pez. En Change.org hay incluso una plataforma de solicitud de firmas de apoyo a Tabarnia para que se constituya en comunidad autónoma. Una petición que por supuesto no he firmado, ya que yo ya no firmo nada de Change.org desde hace bastante tiempo.

Uno de los libros más fascinantes que he leído nunca y que conservo con cariño es la "Guía de Lugares Imaginarios" de Alberto Manguel y Gianni Guadalupi. El ejemplar que tengo de Alianza Editorial del año 94 está bastante destrozado ya que lo consulté mucho durante una época y a pesar de ser un libro grande y caro no está cosido sino encolado, con lo que muchas de sus páginas se han ido soltando como palomas que quisieran emprender un vuelo a ninguna parte. El libro es un diccionario preciosamente ilustrado con mapas y grabados que reúne por orden alfabético cientos de lugares imaginarios de la literatura desde "Minas Tirith" o "Isla Fragante" hasta "Diccionópolis, la Ciudad de las Palabras", una ciudad tal como explica su definición en el libro, situada al pie de las Montañas de la Confusión y acariciada por las brisas del Mar del Conocimiento. 

Diccionópolis es la ciudad rival de "Digitópolis, la Ciudad de los Números". En los huertos de Diccionópolis, una ciudad amurallada, se cultivan todas las palabras del mundo. En sus mercados se venden y compran palabras e incluso letras sueltas por si uno necesita crear una palabra nueva. Las letras tienen distintos sabores. Por ejemplo la A sabe rica, la C es crujiente, la P está llena de pepitas, pero la Z es seca y tiene un regusto a serrín. Por supuesto Diccionópolis es una monarquía constitucional cuyo monarca es el rey Azeta el Noabreviado. En fin, les pongo aquí dos extractos de dicha entrada del diccionario para que se hagan una idea:

"Los habitantes de Diccionópolis piensan que son muy sabios porque emplean todas las palabras que pueden. Tienen mucha verborrea y hablan con retahílas de sinónimos, como si leyeran un diccionario."

O este otro:

"Todos los que visiten Diccionópolis deben tener una razón, explicación o excusa para todo lo que hagan. Cuando no la tengan podrán decir ¿por qué no?, que siempre es una buena razón."

Esta ficción pertenece a un libro de Norton Juster de 1962, titulado "The Phantom Tollbooth".

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